Desde el primer momento lo tuvieron claro. María Vaskovets y Alexandra Skibina tardaron poco más de dos horas en aceptar la propuesta del club de fútbol sala del Rodiles y escapar de Kiev rumbo Villaviciosa. «La opción era estar allí sin vida, metidas en un refugio, o salir y poder seguir jugando», reconocen. Las jugadoras llegaron a la región el martes huyendo de una guerra que «nadie se esperaba» y que esperan pronto llegue a su fin.
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El club maliayés se está haciendo cargo de ellas en esta dura etapa. Han puesto un piso a su disposición y financian sus comidas, aunque la idea es, si la situación se alarga en el tiempo, que puedan trabajar para tener una independencia económica. «Estudiaremos si les hacemos una ficha o si en verano podemos encontrar algún trabajo», indica Santi Tuero, directivo del club.
Ambas jugadoras fueron recibidas ayer por el alcalde, Alejandro Vega, quien se puso a su disposición para ayudarlas en todo lo que sea posible y les mostró su solidaridad y apoyo hacia la población ucraniana. El municipio maliayo se ha volcado con la causa desde el primer minuto. Ayer por la mañana partió del Ateneo Obrero el cuarto camión de productos donados por los vecinos y que será enviado al país a través de la Asociación de Ucranianos en Asturias.
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