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GIOVANNA F. BERMÚDEZ
piedras blancas.
Domingo, 29 de marzo 2020, 00:39
En el año 1937, durante el transcurso de la guerra civil, los republicanos levantaron una línea de trincheras para contener el avance del bando nacional, el recorrido atravesaba las localidades castrillonenses de Santa María del Mar, San Adriano y la línea de defensa para ametralladoras llegó hasta varias fincas de La Lloba, una zona que posteriormente se utilizó como fosa común, durante los fusilamientos de noviembre. En la actualidad, los investigadores del grupo La Trókola y los familiares de todos los que fueron enterrados en esas parcelas continúan reivindicando un plan de actuación para proteger este lugar, ya que, a pesar de ser un punto localizado y señalizado en el mapa de fosas comunes del Principado de Asturias, la zona «no está reconocida, no se ha acometido ninguna actuación y sus accesos se encuentran impracticables», según señala el historiador, Pablo Martínez.
La Trókola y los familiares habían organizado para el próximo 13 de abril, coincidiendo con el aniversario de la II República, un acto en homenaje a quienes fueron enterrados en esta fosa. La cita ha sido suspendida por la crisis del Covid-19, sin embargo, las reivindicaciones se mantienen, siendo el principal objetivo que este lugar sea «reconocido» como fosa común del franquismo y que se desarrolle «un plan efectivo para que esta zona quede bien marcada y protegida». Además de esto piden que se realice un estudio «avanzado» utilizando georradares o haciendo catas que permitan saber cuantas personas se encuentran enterradas en estos terrenos.
Los investigadores de este grupo calculan que en la fosa podrían haberse enterrado entre diez y quince personas asesinadas en los fusilamientos de noviembre. Una cifra que sería mucho mayor si se tienen en cuenta los miembros del bando republicano que habrían muerto durante la contienda en esta línea de ametralladoras.
«Es una zona muy importante para la memoria histórica de Asturias y de Castrillón, por eso nos parece que hay que protegerla, los familiares ni siquiera pueden ir a dejar flores porque el terreno está impracticable», explica el historiador, cuyo abuelo paterno también fue enterrado en esta zona. «Mi padre no pudo velarlo y eso es duro porque es muy difícil superar una muerte sin duelo. Una situación que han sufrido muchas personas en este país».
La fosa de La Lloba, según explica el investigador, «fue una de las primeras localizadas en Asturias, ya que corrió peligro durante la construcción de la autopista A-8», y ya en aquel entonces se tuvo que respetar y señalizar. «No se entiende que siendo una de las primeras en localizarse, aún no esté reconocida. Está señalada en el mapa de fosas comunes del Principado y, sin embargo, no se hace nada para protegerla», denuncia.
Desde el Partido Socialista de Castrillón apoyan la idea de colocar en la parcela donde está localizada la fosa un monolito, que según señala su secretario general, David García, «está preparado desde hace tiempo y almacenado, solo habría que colocarlo». Desde La Trókola ven de manera positiva esta iniciativa, pero creen que no es suficiente, «hace falta algo más que colocar una placa y hacerse la foto, se puede hacer más que eso», manifiesta Martínez, quien también opina que «se deben gestionar las fosas comunes y el patrimonio de otra forma, sin acapararlo ideológicamente».
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