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ALICIA GARCÍA-OVIES
LUANCO.
Lunes, 22 de febrero 2021, 00:38
La iglesia de Manzaneda, joya del románico rural gozoniego, necesita una actuación inmediata. Las humedades y la maleza llevan años dañando una estructura que amenaza con derrumbarse si no se toma una solución urgente. La piedra clave del arco en uno de los vanos del ... ábside presenta cada vez más riesgo de caer, lo que provocaría que el inmueble siguiese el mismo camino. Ya lo advirtió hace un año el director general de Montes y vecino de la parroquia, Fernando Prendes: «Toda la cubierta de la iglesia necesita de una obra urgente para evitar males mayores». Pero los vecinos siguen esperando por una actuación que no acaba de llegar.
«La pared norte tiene una humedad tremenda, el suelo es de madera y no se cambia desde hace más de cuarenta años, la cubierta necesita una reparación, los aleros también...», señalan desde la asociación de vecinos. Aunque la actuación primordial es la renovación de la instalación eléctrica por la que llevan esperando más de dos años. «Han venido diversos técnicos del Arzobispado. Los últimos estuvieron aquí hace unos seis meses, pero no acaban de realizar las obras», explican.
La iglesia fue declarada Bien de Interés Cultural (BIC) hace una década y cuenta con un entorno de protección de 39,45 hectáreas que incluye el núcleo rural de Alvaré. En este espacio se asienta el Palacio de Manzaneda con su torre bajomedieval cuya historia esta ligada a la iglesia.
Pero si bien esta figura supone mayores cotas de protección del inmueble y la posibilidad de optar a subvenciones para su conservación, también se vuelve un hándicap a la hora de realizar cualquier actuación, aunque esta sea de carácter urgente. «Se debería haber hecho una obra integral antes de que la declarasen BIC. Ahora, para cualquier obra que se quiera hacer se requiere mucho papeleo. Además, debe pedirlo el propietario de la edificación, en este caso el Arzobispado. Los vecinos estamos dispuestos a ayudar en lo que haga falta, pero tenemos las manos atadas», reconocen.
La última reforma data de hace unos cinco años. Los trabajos se centraron en la reparación de la cubierta del pórtico. Una «obra menor» comparada con la que debería ejecutarse en la actualidad. «El estado de la iglesia es cada vez peor. Según pasa el tiempo se va deteriorando más», lamentan desde la asociación vecinal. E insisten: «No habría nada que nos gustase más que poder conservarla».
El edificio religioso, de finales del siglo XII, destaca por su construcción de una sola nave rectangular, con pórtico románico a los pies y ábside semicircular en la cabecera, y por la decoración de su portada occidental, con arco de triunfo, capiteles, ventanas y canecillos en el ábside. Si bien es cierto que el inmueble presenta daños causados hace años por actos vandálicos -sobre todo en los canecillos- esto no le resta valor cultural. Es, por tanto, todo un referente del románico rural que ahora está en riesgo por la falta de compromiso institucional.
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