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Coches patrulla de varios cuerpos de seguridad, unidades de intervención táctica, ambulancias... Mediada la tarde de ayer todo ese operativo se desplegó para reducir a un hombre de 41 años, aquejado de problemas mentales, que, tras herirse accidentalmente durante una discusión con su padre, ... y armado con un cuchillo, se atrincheró en la vivienda de su progenitor, un segundo piso del número 20 de dicha arteria. Así, la Guardia Civil tuvo que desalojarlo mediante una acción directa.
Los vecinos del inmueble percibieron en torno a las tres los primeros gritos de la disputa entre padre e hijo, pertenecientes a una familia con un dramático pasado a sus espaldas. En el transcurso de la riña, de intensidad creciente, se rompió una pieza de vajilla, causando un corte accidental en la mano al hijo. Nervioso por la herida sangrante, y desestabilizado por la falta de medicación, la violencia de su enfado se disparó. Fue entonces cuando su progenitor, asustado, se decidió a alertar a las autoridades.
Los primeros en llegar a la escena fueron agentes de la Policía Local de Castrillón, que conminaron al hombre a salir; sin embargo, lejos de obedecer, el sujeto se atrincheró en el interior de la vivienda, asegurando estar armado con un cuchillo. Dada la ausencia de rehenes en el inmueble, los uniformados optaron por esperar la llegada de la Benemérita, que, ya en el lugar, inició las negociaciones. Durante más de una hora, los esfuerzos en ese sentido dieron en vacío una y otra vez, hasta que, cerca de las cinco y media de la tarde, y con el permiso del padre, se optó por acceder al piso por la fuerza y reducir al sujeto.
Así, valiéndose de un ariete policial, los agentes de la Guardia Civil echaron la puerta abajo y, protegidos con escudos, cascos y chalecos antidisturbios, llegaron hasta la estancia en la que se hallaba el hombre. Una vez desarmado, se dio paso a un equipo sanitario, que atendió la herida de su mano y le proporcionó la medicación necesaria para calmar su ánimo. Ya más tranquilo, se negó a ser esposado y exigió salir solo, insistiendo, según escucharon sus vecinos, en que «todavía tenía su dignidad».
Por fin, poco antes de las seis el hombre, escoltado por efectivos de la Benemérita, salió a la calle y embarcó en una ambulancia, rumbo al hospital San Agustín de Avilés. A su espalda dejó un vecindario conmocionado por lo ocurrido. Sobre todo a tenor, como apuntaron varios residentes, de que «nunca han dado ningún problema. Son una familia que lo ha pasado mal, pero muy tranquila y querida, y que nunca ha causado molestias en la zona».
De hecho, el hombre es una persona conocida en la capital castrillonense, en la que reside desde hace largo tiempo. Uno de los dos hijos que le restan a su padre, ahora viudo, en años recientes hubo de soportar la pérdida de un hermano. El deseo colectivo ahora es que «se recupere pronto, vuelva a casa y no tenga que pasar otra vez por algo así».
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