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EUGENIA GARCÍA
CAREÑES.
Martes, 29 de octubre 2019, 00:14
Son hábiles pescadores de lubina a spinning y están habituados a adentrarse en el pedrero de la playa de Merón, pero no tanto a toparse casi de bruces con huellas del Jurásico Superior de Asturias. A comienzos de septiembre, Daniel 'Lalín' Valdés García y Mario ... García Medina hacían un alto en el camino cuando descubrieron dos nuevas icnitas de terosaurio en la costa de Villaviciosa.
«Me quedé mirando el suelo y le pregunté a mi compañero si aquello no le parecía una huella», recuerda 'Lalín'. A continuación sacó el móvil, hizo un par de fotos y siguió pescando. Pero al regresar llamó al Museo Jurásico de Asturias (Muja) e informó sobre su hallazgo. Laura Piñuela, geóloga del equipo de investigación del Muja, no tardó en confirmar la relevancia del mismo.
«No tenemos escala ni hemos podido clasificarlas aún, pero parecen huellas bastante grandes y tridáctilas, es decir, con tres dedos terminados en garra», explica la investigadora. Esto indica que son dinosaurios carnívoros, conocidos como terópodos». Una de ellas, aunque parcial, está mejor conservada, «se ven bien las garras e incluso se insinúan las almohadillas».
Las icnitas de terópodos son «muy frecuentes» en el Jurásico de Asturias. Algunas permiten apreciar hasta las estrías de la piel. Pero a pesar de que el lugar donde fueron encontradas estas dos huellas es «muy rico en hallazgos, ya que se trata de un acantilado vertical en el que hay numerosos desprendimientos», la experta insiste en la relevancia del descubrimiento. «No es tan frecuente encontrar cosas así».
Cabe recordar que cuando esto ocurre está prohibido extraer material, ya que toda la Costa de los Dinosaurios es un Monumento Natural protegido por ley. «Recomendamos que, si alguien halla lo que parece una icnita, nos avise y nos envíe alguna foto. Siempre respondemos», asegura Piñuela. Dado que en este caso las icnitas se encuentran en un lugar muy poco accesible y ubicadas en rocas de gran tamaño, no será posible su extracción ni su posterior exposición en el Muja o su almacenaje en sus laboratorios para estudiarlas. «Habitualmente recuperamos los rellenos de las huellas, pero en este caso tenemos el hueco real originado por el dinosaurio en una roca gigante. No hay opciones de cortar la roca para despegar las huellas, ya que si lo intentásemos la romperíamos». Es por ello que admirar estas huellas del pasado jurásico quedará reservado a intrépidos y pescadores.
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