Secciones
Servicios
Destacamos
BORJA PINO
SALINAS.
Miércoles, 27 de julio 2022, 01:18
Como una fortísima galerna estival que azotase las costas del Cantábrico, una noticia inesperada estremeció ayer la localidad de Salinas: por tercer año consecutivo y, quizá, de forma definitiva, el Festival Longboard, mascarón de proa de la programación lúdica veraniega en Castrillón, no se celebrará. A veinticuatro horas de su inicio, el Consistorio denegó ayer la autorización pertinente, al detectar «numerosas deficiencias en materia de seguridad» en la documentación aportada. El hecho, a juicio de los organizadores, equivale a una «sentencia de muerte».
Según señaló el gobierno local, desde que el pasado 19 de julio se presentaron en el Ayuntamiento todos los pliegos pertinentes, el equipo técnico municipal identificó en ellos un gran número de errores que, en la práctica, habrían supuesto situaciones potencialmente peligrosas para el público asistente. Uno de los más notables fue el que el seguro de responsabilidad civil contratado englobase únicamente los elementos instalados en el paseo de la playa, ignorando los de las restantes zonas. Además, la póliza estaba diseñada para eventos con un aforo de hasta cincuenta personas, cuando el del Longboard se estiman en más de 4.200.
Del mismo modo, se hallaron carencias en lo concerniente a los medios de asistencia y emergencias necesarios. Pese a las indicaciones de Capitanía Marítima, que exige una embarcación de salvamento por cada veinte participantes en las pruebas acuáticas, con el apoyo de personal médico en tierra y de, al menos, una ambulancia, nada de eso fue insertado. Paralelamente, el personal de seguridad privada contemplado era escaso; si, en teoría, un mínimo de seis vigilantes tendrían que haber prestado servicio desde el mediodía hasta la medianoche, en la práctica habría habido momentos en dicha franja en los que solo dos se encontrarían disponibles, a tenor del contrato suscrito con la empresa Astur Control.
Tampoco se libró de deficiencias el apartado eléctrico, con fallos como, por ejemplo, la presencia de grupo electrógeno para el escenario principal sin el debido certificado de instalación propio. A mayores, no fue recogido en el proyecto eléctrico, en el que se preveía realizar una acometida desde la calle Pablo Laloux. En ese sentido, la disposición de las 'food trucks', del escenario y de otros elementos tampoco estaba exenta de irregularidades.
De entrada, la propuesta mencionaba una única carpa, de treinta por quince metros, pero en la localidad se llegaron a levantar dos, ninguna de ellas respetuosa con tales medidas. Los problemas se extendían hasta el extremo oeste de Pablo Laloux, allí, en un área de unos 4.300 metros cuadrados se planteaba colocar un contenedor en un espacio de protección del dominio público marítimo-terrestre y erigir otro escenario en una zona de afectación de Costas sin autorización.
Más sorprendente aún fue el caso de tres carpas adicionales para usos hosteleros, que ni figuraban en la memoria, ni contaban con documentación alguna. Algo similar ocurrió con dos sidrerías que habrían operado en Pablo Laloux y de las que no se aportaron documentos. Por su parte, en el caso concreto de cierta jaima, los pliegos se entregaron en alemán, idioma no oficial para la administración local.
A modo de colofón, los organizadores definieron el espacio de reunión para casos de emergencia en una parcela al este del skatepark. No obstante, dichos terrenos habrían estado ocupados por autocaravanas, una actividad no descrita en la documentación y que, a mayores, se simultanearía con labores de montaje y acopio de materiales, y alrededor de cuadros eléctricos. También allí se preveía colocar un contenedor del que no existía documentación alguna.
Pese al gran número de irregularidades y al escaso margen temporal, el ejecutivo castrillonense no dio el desafío por perdido. Tal como apuntó ayer la alcaldesa, Yasmina Triguero, la oficina técnica, en conjunción con los organizadores, trabajaron contrarreloj para tratar de subsanar los defectos. Sin embargo, con el tiempo jugando en su contra, en la mañana de ayer quedó patente que sería imposible corregir todo lo preciso. Así las cosas, no quedó más remedio que abortar el certamen.
«Sencillamente, no se dan las mínimas condiciones de seguridad necesarias y no podemos dar paso a un evento tan multitudinario en esas condiciones», aclaró ayer la regidora. Porque, a juicio de Triguero, el proyecto aportado «está muy inmaduro. Un acontecimiento como es el Longboard tiene que hacerse con más tiempo, de forma más organizada y con mayor calidad, y, sobre todo, primando la seguridad».
Sin embargo, fuera de la sede consistorial, una vez diluida sin remisión la posibilidad de que la vigésima edición del festival saliese adelante, el desconcierto, el desánimo y la frustración se afianzaron en el ánimo colectivo. Uno de los más afectados ayer era José González Hevia, alma máter del certamen, que no dudó en concluir que lo ocurrido marca el fin de su celebración en Castrillón.
«Es la sentencia de muerte del Longboard», apuntó, pues «la credibilidad de estos años ha sido dinamitada. Ningún patrocinador confiará en nosotros tras esto». La responsabilidad, en su opinión recae en un Consistorio al que «presentamos exactamente lo mismo que en las veinte ediciones previas, solo que más simplificado. Una de dos: o lo hemos hecho mal siempre, y lo dejaron pasar, o solo este, y no tiene sentido».
En las calles de Salinas, bajo el cielo plomizo y la lluvia matutina, la misma desmoralización resultaba palpable. Los hosteleros Rafael Tamargo, Arturo González y Luis Alonso, responsables del bar en la carpa junto al primer Gauzón, lamentaban que «entre bebida y comida, equipos y personal, vamos a perder casi 50.000 euros, y mucha gente no va a trabar estos días». Ante tal situación, valoran emprender acciones legales contra el Ayuntamiento.
Igualmente apesadumbrados se mostraban en los negocios estables. Ángel Díaz, dueño del bar La Luna, recalcaba que «a un día de empezar no se le puede hacer esto a tanta gente». Y Lorena Beato, propietaria de la tienda de surf Flowit, lamentaba «todo el dinero que se perderá en stock que hemos reunido y que no venderemos».
Del 'tsunami' desatado ayer se ha librado, no obstante, el Campeonato de España. A falta de que la titularidad de la prueba pase de la marca Longboard a la Federación Española de Surf, la prueba, con un centenar de inscritos, se disputará entre el viernes y el domingo.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.