Borja Pino
Trasona
Martes, 17 de enero 2023, 12:10
No ha sido una noche tranquila ni en Castrillón, ni en Corvera. El temporal que azota el norte peninsular, y que en el pasado crepúsculo desató toda su fuerza, se hizo notar en ambos municipios; sobremanera en el primero, con varios árboles caídos, postes del alumbrado dañados y contenedores desplazados por efecto del viento. Tanto ha sido así que la ruta que enlaza Salinas y Coto Carcedo ha tenido que ser cortada al tráfico temporalmente, para que la maquinaria del Servicio de Obras retire las ramas. Todo ello, eso sí, sin que se produjeran daños personales.
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En el caso de Castrillón, el suceso más espectacular se produjo poco después de la medianoche. Alertada por un vecino, la Policía Local acudió a La Curtia, donde un árbol caído había cortado la carretera a la altura de los viveros El Roble. Los agentes tuvieron que hacerse con un hacha y, a fuerza de brazo, despedazar el tronco y retirarlo de la vía. Por suerte, la operación no entrañó complicaciones, y el lugar quedó despejado rápidamente.
Hechos parecidos, aunque de menor entidad y que no exigieron el uso de herramientas, se registraron alrededor de las seis de la madrugada en la calle Nuberu de Piedras Blancas; en Naveces, a la altura de Casa Demetrio, y en Romadorio, en la carretera que conecta dicha localidad con La Laguna. Por su parte, poco después de las siete y media otro árbol derribado arrancó el cableado de uno de los postes del alumbrado público en San Miguel, mientras que en San Juan, a la altura del acceso a la fábrica de AZSA, la fuerza del viento quebró el brazo de una farola. Finalmente, hubo que recolocar contenedores movidos por las ráfagas de aire en las avenidas Galicia, Alcalde José Fernandín y San Martín.
Más livianas, por fortuna, fueron las consecuencias en Corvera, si bien la Policía Local hubo de mantener los cortes tanto en la Senda del Agua, a la altura de El Molino, en Molleda, como en el túnel de Trasmontes, en la parroquia de Trasona. En ambos lugares el agua volvió a inundar caminos y carreteras, aunque los efectos no llegaron a las viviendas cercanas. Más allá de eso, los agentes hubieron de reaccionar a pequeños desprendimientos de ramas, a caídas de árboles de escaso tamaño y, eso sí, a un momentáneo apagado del alumbrado que afecto a parte de Las Vegas.
No obstante, los desbordamientos en El Molino y Trasmontes despertaron el malestar de algunos de los vecinos de ambos lugares, que reclamaron una mayor diligencia en la limpieza de los cauces y de las redes de desagüe. Los lugareños aseguraron que «no se está desbrozando todo lo que se debería, ni retirando las basuras que la gente tira y que se acumulan; si se hubiese hecho a tiempo, a lo mejor esto no habría sido para tanto».
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