El espíritu de la Jira triunfa en Trasona

La Jira al Pantano volvió ayer a demostrar su espíritu festivo reuniendo a miles de personas a lo largo de toda la jornada. La folixa, que comenzaba su andadura hace sesenta años, consiguió mantener vivo su espíritu una vez más y aunque la comida campestre está comenzando a quedar relegada a un segundo plano, la fiesta estuvo más viva que nunca.

Las áreas recreativas de Overo y Gabitos volvieron a colgar el cartel de lleno en las mesas y barbacoas instaladas. Son muchas las familias y los grupos de amigos que madrugan para hacerse con uno de estos huecos, máxime este año que los días anteriores llovió y el suelo se encontraba levemente mojado. A ellos se sumaron muchos más que optaron por llevar de sus casas mesas de camping para disfrutar de la comida.

Como buena fiesta de prao la sidra fue otra de las protagonistas de la jornada de ayer. Sirvió para maridar las viandas tradicionales que se pusieron sobre las mesas. Triunfaron las empanadas, las tortillas y los filetes empanados, aunque los hubo que se animaron a encender las barbacoas para preparar costillas y chorizos. El buen ambiente reinó desde primera hora y a pesar del espíritu fiestero de todos los romeros, se volvió a notar el puente de Mayo a la hora de la comida. Si hace años este era el acto central del día, las últimas ediciones, incluida la de este año, muchos se decantan por pasear y disfrutar del vermú y volver por la tarde para la verbena.

Aún así, las áreas recreativas congregaron a miles de personas. Si en Overo el público era más familiar, al otro lado del embalse de Trasona, en Gabitos los jóvenes fueron los que coparon todo el espacio. El Ayuntamiento instaló una gran carpa bajo la que se celebró una nueva edición del festival Pantanazo. Varios dj's pasaron por el escenario para pinchar música electrónica. Los temas animaron a los presentes, no solo a bailar, sino a disfrutar de la jornada con un ambiente mucho más divertido.

A pesar de la gran concentración del público juvenil, que la concejalía de Festejos cifra en unos 2.000, no hubo que lamentar incidentes por lo que toda la jornada discurrió con normalidad, «dando ejemplo de saber estar», puntualizó el edil Rafael Alonso. El festival, que comenzó a mediodía se prolongó hasta la noche. Sin dar tregua a la fiesta, muchos de los jóvenes congregados utilizaron el tren de la Jira para desplazarse hasta Overo por la tarde y disfrutar también de la verbena programada.

Paralelo a la comida campestre y al festival musical, el Ayuntamiento había preparado diferentes actividades para dinamizar la mañana y la tarde a las que se sumaron los eventos deportivos de los clubes locales. Los encargados de iniciar las competiciones fueron los arqueros de Arcoastur con su exhibición para dar paso después a la regata de piragüismo. Por otro lado, junto al Palacio de Peñalver los presentes disfrutaban con la demostración de bailes regionales realizada por el Grupo de Baile de Corvera. Tampoco se perdieron esta edición de la Jira al Pantano los miembros de la Banda de Música, que realizaron un pequeño pasacalles uniendo el área recreativa con el palacio.

La protectora Alma Animal volvió un año más al embalse para concienciar sobre la adopción de perros con un puesto y la organización de dos desfiles perrunos. Junto a ellos se colocó una de las carpas de la Sociedad de Festejos de Trasona, que puso a la venta diferentes recuerdos de las fiestas de Indianos. Además, este año se animaron a colocar un segundo stand de venta de bollos preñaos. El objetivo fue el de recaudar fondos para la organización de las fiestas estivales de Trasona.

Los más pequeños disfrutaron por la mañana del Concurso de Creación Artística y por la tarde del espectáculo del grupo Tres Colores, que les invitó a bailar con algunos de los temas más conocidos por el público infantil, de los que también disfrutaron los adultos.

Precisamente fue por la tarde cuando más llena se vio el área recreativa de Overo ya que muchos de los asistentes se acercaron al pantano para el inicio de la verbena, que corrió a cargo de la orquesta Cuarta Calle. El público fue dejando paulatinamente la zona, despidiendo un año más, y van sesenta, la Jira.