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ALICIA GARCÍA-OVIES
CANDÁS.
Sábado, 15 de septiembre 2018, 00:42
La hija de Berta González se propuso hace 34 años entrar en la carrera de Medicina. Como promesa si lo lograba, se comprometió a cortarse su larga melena y donarla para realizar la peluca del Cristo de Candás. Lo logró y desde entonces la imagen sale cada 14 de septiembre portando una parte de esta familia candasina. Las fiestas de este año iban a ser para ellas una fecha especial. Desde la cofradía habían anunciado que, después de tantos años, era necesario renovar la pieza, pero finalmente hubo un cambio de última hora y se mantuvo como en ediciones anteriores. «Siempre se me caen unas lágrimas cuando lo veo pasar. Tenemos mucha fe en él», aseguró ayer tras verlo pasar por la plaza de La Baragaña.
El Cristo de Candás forma parte, como para ellas, del día a día de muchas familias de la villa marinera. Devoción y pasión que ayer volvió a vivirse en la procesión que recorrió el casco urbano, la cual fue seguida por cientos de personas. Feli Rodríguez lleva quince años haciéndola descalza. No es la única. Detrás del Cristo es fácil reconocer a un grupo de mujeres penitentes para las que cada paso tiene un significado especial. «Empecé cuando mi hija tuvo algunos problemas, por los que está volviendo a pasar, y seguiré haciéndolo hasta que pueda», explicó emocionada. En casa de Rodríguez el cariño al Cristo viene desde la cuna. Comenzó acudiendo con sus abuelos, como ocurre en muchas familias del concejo, y ahora su hijo es uno de los encargados de cargar con la imagen. Su hermano y su sobrino también forman parte activa en la procesión.
La procesión del Cristo ponía fin a una mañana que empezó antes de la salida de los primeros rayos del sol con la tradicional Alborada. El escritor ovetense Lauren García fue en esta ocasión el encargado de leer el poema al alba. Su nombre pasará ahora a formar parte del mural de cerámica 'Xarabal de Peces', encargado por el Ayuntamiento a la artista local Rita Prendes para homenajear a todos los poetas que en cuarenta años protagonizaron este acto en recuerdo a aquellos que perdieron su vida en la mar.
La Alborada incluyó este año también como novedad el descubrimiento de un ancla instalada en el puerto por la Fundación Philippe Cousteau para honrar la memoria de Agustín Santarúa, fundador de esta tradición y creador del Museo del Ancla de Salinas.
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