SHEILA VACA
LUANCO.
Jueves, 30 de julio 2020, 00:07
«Bicho raro» y «espécimen» son solo algunos de los insultos que ha tenido que soportar un menor transexual en el instituto de Luanco «de forma continuada». Los padres del joven, de 15 años, denuncian un presunto caso de acoso escolar por ... parte de un grupo de entre seis y ocho compañeros del centro educativo. Mañana por la mañana comparecerá ante la Fiscalía de Menores de Asturias.
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Según relata la madre del menor, María Jesús G., en verano ya cambiaron su forma de vestir y le cortaron el pelo. En septiembre comenzó cuarto de la ESO «ilusionado porque iba a compartir clase con un compañero, que ha sido de gran apoyo». Pero las cosas no fueron tal y como querían y un mes más tarde, comenzó la pesadilla. Encontró el rechazo de un grupo de alumnos «que se reían de él y le proferían insultos en clase o en el pasillo, liderados por un cabecilla».
Tras «varios y cotinuados» episodios de agresiones verbales el menor decidió contar en casa lo que estaba pasando. Fue en diciembre, antes de las vacaciones de Navidad, cuando rompió a llorar en plena cena. Les dijo a sus padres que no quería volver al instituto porque lo estaba pasando mal «a diario», que no podía más con la situación. «Sabemos que vivimos en un pueblo y que podría generar rechazo. Le hemos educado para que sea fuerte, pero no podía más. Se lo estuvo guardando mucho tiempo porque es un niño muy introvertido; hasta que se rompió», relata angustiada su progenitora.
Al día siguiente los padres se pusieron en contacto con la dirección del centro para explicar la situación que estaba viviendo el alumno. «Desde el centro nos dijeron que tenían que aplicar el protocolo de actuación en este tipo de casos, pero no vimos ningún avance en meses, solo queríamos agilizar el proceso porque él lo estaba pasando muy mal», indica María Jesús. Narra que algunas madres de los supuestos compañeros que insultaban a su hijo sí se pusieron en contacto con ella para pedir disculpas al conocer la situación, «pero nunca recibí un perdón de la mamá de quien lidera el grupo», asevera.
Y entonces llegó el confinamiento, unos meses de encierro que para el adolescente fueron casi un alivio. Cambió su rutina, ya no tenía que acudir al instituto. Cuando se acabó el estado de alarma la familia viajó a Barcelona para someterle a la operación de cambio de sexo, un viaje del que el joven volvió muy ilusionado. Hasta que una tarde que fue a comer una hamburguesa con su padre por las calles de Luanco, «se encontró con el grupo de chavales del instituto, junto con otros amigos de fuera, que empezaron a insultarle delante de su padre», lamenta su madre.
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Fue la gota que colmó el vaso. El pasado lunes acudieron a la Guardia Civil de Luanco a interponer la denuncia «y directamente nos remitieron a la Fiscalía de Menores».
María Jesús lamenta que el centro educativo no haya tomado medidas más duras con los presuntos agresores «después de nueve meses». «Lo que hicieron era que algún profesor controlara al crío durante un tiempo, por los pasillos, si iba al baño... Pero eso tampoco era bueno para él porque de esa manera también estaba siendo señalado», explica su madre.
Tras el verano, el joven empezará el próximo en otro instituto, en Avilés. «Tiene algunos amigos de allí, iniciará una nueva etapa», comenta. «Solo pido que lo dejen vivir, amplitud de mente y más amor», subraya. El colectivo Xega ha manifestado su apoyo a la familia y urgen una Ley Integral Trans Autonómica.
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