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ALICIA GARCÍA-OVIES
LUANCO.
Martes, 3 de mayo 2022, 01:37
La Asociación Cultural El Curbiru de Bañugues no cesa en su empeño de recuperar uno de los elementos industriales y patrimoniales más importantes del concejo, la mina de Llumeres. La industria fue durante décadas el principal motor económico de la zona, pero su deterioro ha ido aumentando considerablemente en los últimos años. «Se puede apreciar el deterioro no solo de la mina, sino de toda la costa de Llumeres. Enseguida llegará la mar a la bocamina del cargadero», advierte.
La entidad lleva años reclamando a la Administración una intervención para evitar su completa desaparición. Su última propuesta pasa por la adquisición de los terrenos y la financiación de la rehabilitación con fondos estatales y europeos. «El propietario siempre se mostró dispuesto a la colaboración cuando se le pidió el uso temporal de esos terrenos. El Ayuntamiento nunca quiso pedir ayudas públicas alegando que era de propiedad privada, pero nunca inició conversaciones para su adquisición», lamenta El Curbiru.
En su opinión, de adquirirse los terrenos, la rehabilitación podría financiarse con fondos europeos, «como consiguió este año Teverga para recuperar una mina». También cabría la posibilidad de acudir a la ayuda del 1,5% cultural. Por ello, piden al equipo de gobierno que inicie las conversaciones con el propietario para intentar llegar a un acuerdo, mientras «simultáneamente» elaboran con Cultura «un convenio de financiación de todo ello».
Este proyecto, defiente el colectivo, «sería una fuente de riqueza para el concejo» y pone de ejemplo las actuaciones desarrolladas en distintos puntos de la región, como la mina de Arnao, los pozos de Sotón y San Luis y Museo de la Minería y de la Industria de Asturias.
«Si se recuperara la mina y no se dejara desaparecer la ruina que queda sería un centro cultural y un polo de atracción turística y de empleo de primer orden. Si se sigue posponiendo la recuperación de Llumeres solo quedaran las fotos, los libros, los archivos y los testimonios de los últimos mineros», lamenta.
El material para empezar ya lo tienen. La investigadora Lucía Fandos, quien hace dos años colaboró con El Curbiru en la publicación de un libro sobre la historia de la mina, cuenta con «material de sobra para empezar. Es una pena que se deje perder con toda la vida que hubo en ella. Como museo iba a ser una joya».
La mina de Llumeres abrió en 1850, pero no fue hasta varios años después cuando de la mano de Duro Felguera empezó un crecimiento que la situaría como el principal yacimiento de hierro de Asturias. Este 'boom' tuvo su máximo esplendor a mediados del siglo XX, cuando llegó a congregar al mismo tiempo a más de 500 trabajadores. En total, por el yacimiento pasaron más de 2.500 personas.
Las instalaciones fueron mejorándose con el paso de los años. Al transporte marino hasta El Musel se sumó una red de transporte aéreo hasta El Regueral. Todo el material se enviaba finalmente a La Felguera. Finalmente, en 1967 acabó cerrando tras varios años en que la producción fue disminuyendo. Poco después, Duro Felguera vendió los terrenos a un particular y las instalaciones han ido derrumbándose con el paso del tiempo.
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