Cerrado uno de los accesos a la A-64 desde la autovía del Cantábrico

En parte de Asturias la lluvia de noviembre triplicó lo habitual, y el carrusel de tormentas de diciembre terminó de saturar el terreno. Eso ha dejado un reguero de argayos y hundimientos de firme, pero pocos como el del enlace a la autovía A-64 Oviedo-Villaviciosa desde la del Cantábrico (A-8). El pasado 23 de diciembre el Ministerio de Fomento cerró la salida 361 en el ramal que permite a los conductores que vienen de Gijón cambiar el rumbo hacia Pola de Siero, Oviedo y León.

El firme, explican en el departamento, «ha sufrido un agrietamiento avanzando desde el arcén hasta ocupar la calzada, que se ha intensificado a raíz de las lluvias». El ramal se apoya en un terreno que se ha venido abajo, descomponiendo por completo el firme y tirando ladera abajo trozos del asfalto.

La incidencia obliga a los conductores a continuar cinco kilómetros más por la A-8, hacer un cambio de sentido, y tras cubrir el mismo espacio utilizar el ramal que sigue abierto para quienes provienen del oriente de la región. Es decir, alarga el viaje en unos ocho minutos para alcanzar la A-64, autovía utilizada cada día por cerca de 11.000 vehículos.

Es un problema que continuará los próximos meses. En Fomento cuentan que «se va a acometer con urgencia una obra de conservación para estabilizar el talud a través de inyecciones, mejorar su drenaje, ejecutar el firme y poder restablecer en condiciones de seguridad la circulación». Eso sí, aún se está en fase de análisis, lo que impide dar plazos o presupuestos de la faena. El talud ya había dado problemas anteriormente. En 2017 el acceso fue cortado también porque «en un tramo cercano se realizaron trabajos de estabilización». En el ministerio matizan en todo caso que «la actual problemática afecta a una zona diferente» a la entonces abordada.