Candás vuelve a oler a sardinas y sidra

Las expectativas no podían ser más optimistas entre los hosteleros participantes y así, momentos antes del inicio oficial de la fiesta, con los fogones a punto, Tatiana Díaz y Esther Jiménez del bar El Diañu, confesaban su ilusión de poder estar allí: «Es nuestro segundo año, abrimos en el 2019 y volver después de la pandemia es una alegría. Esperamos que la gente responda». Más veteranos en la cita, el parrillero de la sidrería Nordeste, Ricardo del Valle, con quince años acudiendo al prau de San Antonio, desvelaba su arsenal: «Traemos 300 kilos de sardinas y 80 cajas de sidra. Y estamos preparados por si hay que reponer». Un suministro similar acopiaba El Portalón: «Aquí hay 250 kilos y otros 80 en el camión. De sidra unas 70 cajas», señalaba Alejandro Fernández, más de tres décadas en el festival con distintos establecimientos.

Puntuales, a las cinco de la tarde, las parrillas comenzaban a echar humo con las primeras remesas de sardinas y el propio aroma que salía de ellas atraía ya en torno a las carpas de los restaurantes las colas de de los más madrugadores. La misma hierba del parque marítimo se convertía en el comedor ideal para degustar al aire libre las raciones acompañadas de sidra, mientras los más canónicos elegían las mesas habilitadas en el patio del colegio público Poeta Antón de Marirreguera. Ahí, en su mesa habitual, José Carlos Álvarez, Yaki Fernández, Mayi la Güilla y otros amigos de la Peña Furada, integrada por los componentes del Coro Nordeste, daban cumplida cuenta de los manjares aún calientes de la plancha, entonando sus gargantas para la velada musical que seguiría a la merienda. Al otro lado de la calle, en torno a sus manteles en el prau y bajo una oportuna sombra, desde Lugones, Adrián González, Laura Prado, Nieves Álvarez, Juan Prado y otros familiares debutaban en el festival candasín: «Aunque resulte increíble nunca habíamos venido y estamos encantados, pasándolo en grande», aseguraban divertidos.

El lugar de la fiesta se iba llenando paso a paso y cuando ya muy avanzada la tarde se daban a conocer los nombres de los establecimientos ganadores, seguían llegando riadas de gente al prau de San Antonio. Un jurado lleno de estrellas y soles, con Pedro Morán de 'Casa Gerardo', Abel Terente de 'El Asador de Abel', Luis Alberto Martínez de 'Casa Fermín', Juan Rivero de 'Casa Tataguyo', el gastrónomo Eduardo Méndez Riestra y como chefs invitadas María José San Román del Restaurante Monastrell (Alicante) y María Antonia Fernández Méndez, del Mesón Centro de Puerto de Vega, concedía la Sardina de Oro a Casa Repinaldo de Candás y una Sardina de Plata repartida entre La Marina de Luanco y El Portalón de Candás. A esa hora aún no estaba vendido todo el pescado y quedaba mucha fiesta por rodar.