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En los territorios costeros, como Castrillón, la llega del verano suele ser sinónimo, si el tiempo lo permite, del placer del baño, del disfrute del bronceado, de los juegos en la playa... Y, a menudo, también de las dificultades para aparcar. Un problema que ... en el caso de Bayas ya se ha convertido en endémico, y cuyo aparcamiento registró este domingo la primera saturación de esta temporada estival, lo que hizo que decenas de coches estacionasen en el acceso al arenal. Fue precisa la intervención de la Policía Local para poner orden y retirar los vehículos.
La situación, muy similar a la registrada otros años en el mismo lugar, vivió su punto álgido una vez mediada la mañana, precisamente la hora punta de llegada a la playa. Alrededor de las once y media la cantidad de vehículos estacionados en el aparcamiento y en las cunetas imposibilitaba no sólo la entrada en el camino, sino, incluso, las maniobras para poder salir.
«Hemos estado diez minutos esperando para poder salir», se lamentaba AntonioFernández, quien, finalmente no pudo llegar a la playa de Bayas con su mujer y su hijo al ser imposible dejar el vehículo. Ante semejante escena, tanto los agentes policiales como los auxiliares de refuerzo hubieron de emplearse a fondo para atender dos frentes: evitar que más coches tratasen de descender y retirar los ya agolpados en el cuello de botella.
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«Estaban desesperados, los pobres, pero es que estaban todos abajo, y en lo alto del camino no había ninguna señal de prohibición», aseguraba Isabel Garrido, una de las afortunadas que lograba aparcar y disfrutar del día junto al mar. Ni ella, ni su amiga y acompañante, Desiré Montes, se explicaban por qué, a diferencia de lo ocurrido el año pasado, no se abrió un aparcamiento supletorio en el pueblo. «Debe haberles pillado por sorpresa el buen tiempo, después de tantos días haciendo malo, pero hay que ser previsores, entiendo».
No obstante, aunque sin el grado de complejidad vivido en Bayas, el lleno de arenales se vivió ayer en prácticamente todas las playas del concejo, con las consiguientes dificultades para estacionar los vehículos privados. «Cualquier previsión se nos queda corta», reconocía el concejal de Interior, Javier González. Y, mientras desde el Ayuntamiento se tratan de subsanar ciertos imprevistos que han demorado la habilitación del segundo aparcamiento en Bayas, el edil llamó al «uso del transporte público.Entendemos que, en el caso de ese arenal, es más difícil, pues la conexión, de momento, no es suficiente, pero se estudiarán posibilidades de cara a otros años».
Aun así, varios vecinos de la localidad mostraron su descontento con la situación vivida ayer. «No hay derecho; la gente llega y, al ver que no hay sitio, aparca en fincas privadas, delante de vados, en las cunetas... Aparte de que dejan a los perros sueltos por toda la playa», se lamentaban, preocupados porque,«si pasa algo, una ambulancia no entra».
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