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Una combinación de fallos mecánicos, mar encrespada y mala suerte han querido que, por segunda vez en lo que va de año, una embarcación haya terminado con su quilla enterrada en las arenas de Salinas. Y todo después de que, en la mañana de ... ayer, la lancha de recreo 'Geli', registrada en el puerto de Avilés, fuese arrojada a la playa por la marea, después de perder la propulsión y de que uno de sus dos ocupantes terminase en el agua. Fue precisa la intervención de un tractor para retirar la nave por tierra.
Pasada la una y media de la tarde la 'Geli', de seis metros de eslora y apenas dos y medio de manga, regresaba a Avilés tras pescar lubinas frente a San Esteban. De pronto, el motor fuera borda se detuvo; con los dos tripulantes enfrascados en tratar de arrancarlo de nuevo, ninguno se percató de la llegada de una gran ola, que embistió el barco por la popa y lanzó al agua a uno de ellos, de 31 años. Su compañero, que suma 30 y es patrón de la embarcación, se golpeó con la cabeza contra el timón, rompiéndose un diente.
Un vecino de Raíces que paseaba por la zona, y que ejerce como bombero en Cantabria, se arrojó al agua y auxilió al náufrago, mientras la marea varaba la lancha en la playa. Tras personarse efectivos de la Policía Local, de la Guardia Civil y de Capitanía Marítima los ocupantes, que no precisaron atención médica, optaron por arriesgarse a sacar la 'Geli' por tierra. A las cinco y media llegó un tractor con un remolque especial y, al fin, mediante una compleja operación, el barco fue desencallado y trasladado a dique seco.
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