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J. F. GALÁN
SALINAS.
Domingo, 25 de febrero 2018, 00:53
El cadáver de un tiburón abisal de menos de un metro de longitud y en avanzado estado de descomposición fue hallado ayer en la playa de El Espartal, a la altura de las dunas. Su morro, largo y espatulado, apunta a que que se trata ... de un tiburón visera, también conocido como sapata, especie que no supera los 136 centímetros de longitud que habita en profundidades que oscilan entre los 70 y los 1.740 metros, con preferencia entre los 400 y los 900, y se alimenta de cefalópodos, gambas, camarones, pequeños crustáceos y peces que viven en el lecho marino.
El ejemplar, que apareció a la altura de las dunas de El Espartal, no presentaba marcas de haber caído en redes o mordido un anzuelo, aunque sí unos desgarros que podrían haber sido producidos por otro pez, posiblemente postmorten. Todo indica a que se trata del mismo tiburón cuyo cadáver fue avistado días atrás en la misma playa, si bien poco después volvía a ser arrastrado por la marea.
Dos hombres que paseaban por la playa lo encontraron en torno a las dos de la tarde de ayer sábado en la línea de pleamar. Ambos pertenecen a 'Vigilantes del mar', una red popular integrada por unas cincuenta personas, en su mayoría surfistas, creada por la bióloga marina Laura Miralles, de la Universidad de Oviedo, al objeto de detectar animales varados o en apuros y especies invasoras. Una vez recibido el aviso, la Policía Local trasladó el cadáver hasta la rampa de acceso a la playa situada a la altura del Gauzón IV, donde finalmente sería recogido por la Guardería del Principado.
Miralles no tardó en llegar. «No es nada frecuente hallar un cadáver de un tiburón visera, es un ejemplar valioso para la investigación científica», valoró. A falta de conocer sus resultados, «es muy posible que viviese en el Cañón de Avilés», un conjunto formado por tres grandes brechas submarinas que se abre a escasas millas de la ría de Avilés y se hunde hasta los 4.750 metros de profundidad. De gran riqueza biológica, entre los muchos animales marinos que viven, se refugian, crían y se alimentan en él figuran grandes cetáceos y distintas especies de tiburones, entre ellos el visera.
Recientemente, el arrastrero 'Loremar' desembarcó en Avilés una mandíbula inferior de unos 120 kilos de peso y cerca de tres metros de longitud y una vértebra que cayeron en sus redes cuando faenaba a unos 220 metros de profundidad en aguas del Cañón de Avilés.
Pertenecía a un rorcual común, según indicó entonces Luis Laria, director del Cepesma, que mostró interés en incorporar ambas piezas a la colección del Centro del Calamar Gigante, expuesta de forma provisional en el Parque de la Vida de Luarca a la espera de que se construyan las nuevas instalaciones. Sustituirán a las que en febrero de 2014 destrozó un temporal de mar.
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