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Domingo, 29 de noviembre 2015, 01:11
Durante trece años el monasterio de Valdediós formó parte de sus vidas y con el paso del tiempo, lejos de romperse, el vínculo que alumnos y profesores de la escuela-taller que rehabilitó el edificio mantienen con el cenobio es cada vez más fuerte. «Tenemos unos recuerdos fantásticos porque fue una experiencia muy significativa, con muy buenos resultados y una inserción laboral muy alta», reconoció Gonzalo González Espina, presidente de la asociación Asta, para el desarrollo socioeconómico y cultural de Asturias, y exdirector de la escuela-taller, que ayer conmemoró el vigesimonoveno aniversario de su fundación.
La escuela-taller de Valdediós fue la segunda que se puso en marcha en Asturias. Corría el año 1986 y las inundaciones se habían cebado con el conjunto monástico, alcanzando el agua los 1,80 metros de altura. «Los primeros seis meses nos los pasamos desescombrando y limpiando los espacios», recordó Marcelino Barbés, profesor y último director. «Uno de los objetivos era recuperar oficios tradicionales y en riesgo de desaparición como el de cantero, forjador, restaurador paisajístico y albañil artesanal, técnicas indispensables para actuar en el patrimonio», añadió González.
Hasta 1993 en Valdediós se instalaron ventanas, se talló piedra, se repuso la cubierta y se acometieron cientos de trabajos más que aún pueden apreciarse recorriendo sus rincones.
«Contribuimos en un corto periodo de tiempo a que el monasterio estuviera lleno de vida, llegamos a estar aquí ciento veinte personas y ahora es muy triste verlo vacío», contaba quien fuera el director de la escuela-taller.
«Encantados de colaborar»
«Además, el envejecimiento de un edificio se acelera mucho si no se ocupa», advirtió González, quien brindó su ayuda a las administraciones para tratar de buscar una solución al futuro del cenobio de Valdediós. «Estaríamos encantados de colaborar y esperamos que se le dé una finalidad a una obra tan útil como la que se realizó», aseguró al respecto.
Asimismo, el colectivo reconoció la trayectoria de las escuelas del Bajo Nalón y de Somiedo, representadas por Lara Fernández y Belarmino Fernández. «Es un homenaje a todas las personas que trabajaron en toda la región», señaló González.
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