¿Ritos satánicos en la playa de Bañugues?

Luis Laria, presidente de Cepesma, denuncia a través de su cuenta de Facebook el hallazgo en la playa de Bañuges, en Gozón, de una paloma y un gallo, este último decapitado. Los cuerpos de los animales fueron encontrados ayer y, según el presidente de la coordinadora, podría ser el resultado de un rito satánico que ya se ha repetido en otras ocasiones en diferentes puntos de la región. No es la primera vez que los vecinos ven en ésta playa animales decapitados y siempre son una paloma o un gallo, apunta el propio Laria.

En su opinión, se trata de un "alarde de burla a la representación de la liturgia cristina de beber del cáliz, la sangre de Cristo". Por eso, quienes realizan estas prácticas suelen decapitar al animal y beber la sangre que mana "o incluso se evisceran por la cloaca", dice el experto ilustrando su comentario con una foto del animal encontrado en el arenal. Laria también recuerda que sucesos de ese tipo ya se han repetido en otras playas como Xagó, San Juan de Nieva o en el Rinconín (Playa de San Lorenzo Gijón).

Sin embargo, tanto la Policía Local como el gobierno de Gozón desconocen que se hayan llevado a cabo ritos como el que apunta Laria. La misma versión es ratificada por los vecinos de Bañugues que en palabras de la presidenta de la asociación El Pico, Esther García, aseguró que no tiene constancia de los hechos que apunta el presidente de la Cepesma. "Esta misma mañana estuve precisamente en la zona y ningún vecino ni hostelero me hizo el más mínimo comentario al respecto, algo que en los pueblos como este de haber sucedido algo así suscitaría comentarios sin duda". La portavoz vecinal, no obstante, apuntó a la posibilidad de que las aves muertas sean a causa de los daños causados estos días por un perro suelto en varios gallineros de la zona y que fueron objeto de denuncia por los propietarios.

Ayer el presidente del Cepesma daba a conocer a través de las redes sociales la localización de otro animal, en este caso agonizante, en la playa de El Arbeyal. Se trataba de un calamar de gran tamaño que fue recogido por voluntarios de la Coordinadora. Según explicaba el propio Laria era una pota saltadora (Ommastrephes bartramii) que medía 1,30 metro, aunque en este caso la muerte podría haberse producido, como suele ser habitual, por causas naturales.