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Chelo Tuya
Oviedo
Jueves, 13 de abril 2023, 14:41
«Por supuesto que vamos a ver el fin de la pandemia del sida». Lo dijo tan convencida del hecho en sí como de que «es importantísimo tener una victoria desde la salud pública». La directora de Salud Pública y Medio Ambiente de ... la Organización Mundial de la Salud (OMS), la asturiana María Neira, fue la encargada de 'apadrinar' el sello de la colaboración entre la Fundación para la Investigación y la Innovación Biosanitaria de Asturias (Finba) y la compañía estadounidense Gilead. El acuerdo con la líder en investigación médica «y actor fundamental en la lucha contra el VIH», servirá para «posicionar al Principado a la cabeza en investigación biomédica en la lucha contra el sida», según explicó otra asturiana y también tocaya de Neira, María Río, vicepresidenta y directora de Gilead en España.
Ambas abrieron una jornada en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) con un título «tan optimista como real»: 'Hacia el final de la pandemia de VIH'. Un final que llegará 40 años después «de detectar los primeros casos», momentos «muy duros debido al desconcierto que nos generaban aquellos pacientes que acudían a urgencias por infecciones por gérmenes inusuales y que ingresaban muy graves», según recordó otra de las participantes en el acto, la gerente del Servicio de Salud del Principado (Sespa), Concepción Saavedra.
A ella los primeros casos del sida en Asturias le llegaron a las urgencias del Hospital del Valle del Nalón, mientras que a María Neira lo hizo en Ruanda, donde ejercía como médico dentro de la ONG Médicos sin Fronteras. «Cada vez que pedía un test y salía seropositivo tenía el dilema moral de decírselo al paciente o no. Porque sabía que, en aquellos primeros momentos, si se lo decía él iría a compartir el virus con otro, a buscar niñas o vírgenes, al entender que así se acabaría el virus».
Y no solo no se acabó así, sino que la pandemia se llevó por delante «millones de vidas», en unos primeros momentos de «miedo y oscurantismo». Fue, recordó Concepción Saavedra, el cantante Freddie Mercury el que dio, sin saberlo, un paso de gigante para alcanzar el fin del temor ignorante a una enfermedad de la que poco se sabía. «Con su comunicado, el día antes de su muerte, diciendo que padecía sida».
Un paso de gigante mediático el suyo, como sanitario fue el de Gilead «fuimos la primera compañía en diseñar un tratamiento para la prevención», dijo María Río, y que acabaría convirtiendo en crónica una enfermedad mortal. Los retrovirales han logrado que sida no sea sinónimo de muerte. «En España viven entre 140.000 y 170.000 personas con VIH», explicó la vicepresidenta de Gilead. «Cada año se diagnostican 3.000 nuevos casos y mueren 425 personas con una edad media de menos de 44 años. Debemos mejorar esa realidad, no solo evitando las muertes, sino previniendo los contagios, afirmó».
Una situación que tiene una agenda propia. «Lo que queremos es que en 2030 haya un 95% de casos diagnosticados, un 95% de casos a tratamientos y un 95% de casos ya intrasmisibles», explicó Víctor Asensi.
Al catedrático de infecciones de la Universidad de Oviedo y jefe de la Unidad Infecciosas VIH del HUCA le tocó presentar la radiografía del sida en Asturias. Ya había avanzado, previamente, la gerente del Sespa los datos de 2021. Porque, pese al optimismo, «el sida sigue ahí», con «once muertos en 2021 en Asturias», apuntó Saavedra. Según sus cifras ese año, «se detectaron 47 nuevas infecciones en la región. Como siempre, 9 de cada 10 lo fueron por transmisión sexual y de cada diez diagnósticos, ocho corresponden a hombres, de edad comprendida entre los 35 y los 44 años». La gerente del Sespa apuntó su preocupación «ante el hecho de que el 54% de los casos fueran diagnósticos tardíos» y lanzó un llamamiento a la prevención: «En Asturias, en todas las farmacias se puede hacer un test para conocer si se es seropositivo», en las mismas farmacias en las que se puede comprar el producto «más eficaz y con menos efectos secundarios» frente a la pandemia: el preservativo.
Tanto Saavedra como Asensi recordaron la campaña 'Póntelo, pónselo', en la que se animaba al uso del preservativo para impedir que una relación sexual se convirtiera en una relación con el sida. En cuanto a los tratamientos, Asensi dejó claro que «el futuro cercano será la inyección intramuscular cada seis meses», que sustituirá a la oferta actual: o un comprimido cada día o una inyección cada dos meses. En ambos casos, de por vida.
Sin poner en duda que 2030 pueda ser el final del sida «en los países más desarrollados», Asensi si apuntó a que «parece más problemático en otras zonas del mundo». Y volvió a mirar los datos asturianos para lanzar una advertencia. «Estamos preocupados», reconoció, ya que «en 2021 tuvimos 2.600 tratamientos, pero en 2022 llegamos a 3.000, son 400 casos más protagonizados, sobre todo, por emigrantes», explicó. La mayoría de los casos «son de emigrantes de Venezuela, pero también los hay de Colombia, Brasil y, además, de los países del Este». Y no es en el aumento y la procedencia de los casos la única diferencia entre Asturias y el resto de España. «Aunque la edad media es entre 30 y 45 años, en el Principado hay una situación un poco peculiar. La transmisión sexual es, abrumadoramente, la mayoritaria, pero con un 40% de casos heterosexuales», algo que no encaja con otras estadísticas. Lo que sí lo hace es el sexo del enfermo: «El 85% son hombres frente a un 15% de mujeres».
Y con la del sida ya dando sus últimos coletazos, la de la covid aparentemente controlada, el interés de María Neira se centró en las pandemias futuras. Hay que evitar «esa mal llamada pandemia de las enfermedades crónicas», con la «obesidad» en su punto de mira. «Cuando hablan de las mayorías de la gastronomía asturiana, que son indudables, me pongo nerviosa, ya que cada vez que lo hacen hablan del cachopo. No, por favor, el cachopo no. Es todo lo contrario a lo que buscamos con la buena alimentación. Quizá en el futuro podamos tener un cachopo 'light', pero, por ahora, mejor que se centren en nuestros pescados y gastronomía natural», aseguró.
En cuanto a las pandemias reales, llegarán «por el salto de la enfermedad animal a la humana, pasando por la medioambiental». Habló ella de «una única salud», puesto que «estamos viendo ahora como tras la desforestación de Brasil hay unas enfermedades que no habíamos visto antes». Así, puso como ejemplo lo ocurrido «en África, en zonas donde antes no había casos de malaria, en zonas montañosas de Kenia, ahora las hay y es por el calentamiento global. Los mosquitos encuentran su felicidad donde antes eran infelices».
En su opinión, son necesarias «tres transiciones» para evitar nuevas pandemias. «La transición de las energías saludables, la transición de la planificación urbana saludable y la tercera de una producción alimentaria sostenible». Aseguró que «si no vemos que tras la contaminación atmosférica se nos va la vida, estamos perdidos».
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