Asturias vivió este miércoles una jornada intensa con el ojo puesto en la mar. La razón fue la llegada de unas mareas vivas calificadas por los expertos como «excepcionales» que podrían ser las de mayor intensidad en la última década. Unos fenómenos costeros que hicieron saltar las alarmas, especialmente, en dos concejos del oriente de Asturias, considerados en riesgo de potenciales inundaciones: Villaviciosa y Ribadesella y también en dos concejos del occidente; Navia y Vegadeo. En este último, se registraron algunas inundaciones, aunque ninguna que causara graves daños.
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Según explicó su alcalde, César Álvarez Fernández gracias «a la buena coordinación de los servicios de emergencia municipales y autonómicos, no hubo ninguna incidencia que lamentar, aunque sí se registraron algunas inundaciones, como era de esperarse», comentó el regidor, quien añadió que «también favorecieron las buenas condiciones climatológicas de hoy, que permitieron que la subida de la mar no llegara a los extremos», subrayó César Álvarez.
La zona que más sufrió las consecuencias de la mareona fue la de la travesía del Mojardín en la avenida de Galicia y de Asturias. Sin embargo, «la situación pudo controlarse rápidamente», indicó el regidor.
Por su parte, la ría de Villaviciosa, que tiende a desbordarse constantemente con la subida de la mar, no se desbordó en esta ocasión. Tampoco se registraron incidencias en Ribadesella ni en Navia.
El Delegado Territorial de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), en Asturias, Ángel Gómez, explicó ayer que, aunque se sale de sus competencias, esta situación excepcional se ha debido a que han estado perfectamente alineados el sol y la luna, causando estas mareas vivas. «Están mejor alineados de lo normal, como casi nunca ocurre y por eso las mareas son más altas», dijo.
La pleamar llegaba con fuerza a las cinco y media de la tarde, que era el momento donde se debía estar más alerta por posibles inundaciones, aunque los datos de la Confederación Hidrográfica del Cantábrico mostraron niveles normales en todos los ríos asturianos, muchos de ellos a más de dos metros de margen en el nivel que supone la declaración del estado de vigilancia.
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Además, la ausencia de tormentas o de vientos especialmente intensos que pudiesen agravar el efecto de las mareas altas, favoreció a que este fenómeno afectara en Asturias menos de lo esperado.
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