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Una de las escenificaciones realizadas en la plaza del Ayuntamiento de Oviedo.

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Una de las escenificaciones realizadas en la plaza del Ayuntamiento de Oviedo. MARIO ROJAS

Miles de voces en Asturias contra la violencia machista

Gijón fue el escenario de la manifestación regional, aunque en todos los concejos se protestó contra las agresiones machistas | Las protestas del 25-N se convierten en clamor en todo el país tras un nuevo feminicidio en Huesca

CHELO TUYA / EUGENIA GARCÍA

GIJÓN.

Lunes, 26 de noviembre 2018, 02:10

Rokhaya D. tenía 42 años. Nació en Senegal, pero llevaba diez años asentada en la localidad oscense de Monzón. Allí nacieron sus hijos, de 2 y 5 años, a los que sacaba adelante con su salario de miembro de la brigada municipal de Parques. Formaban una familia monomarental, porque ella se había separado de su pareja y padre de los pequeños. Una pareja de la que solo ha trascendido que tiene 48 años y que ayer, a las 13 horas, decidió apuñalar a Rokhaya hasta matarla. Todo delante de los hijos de ambos, a los que dejó solos con el cadáver de su madre. Un huida abortada por la Policía Nacional, que ya le ha puesto a disposición judicial.

El de Rokhaya es el feminicidio número 46 en lo que va de año. Y llega el día en el que el mundo pone el foco en la lucha contra la violencia sobre la mujer. A los 44 casos que, de momento, solo recoge el portal oficial del Gobierno, se suma el de Heidi Paz, la joven que no quiso casarse con el falso 'rey del cachopo'. A César Román le acusan de matarla, descuartizarla e intentar quemar sus restos.

Esquelas y lazos

El nombre de Heidi fue leído en Gijón, en el homenaje que el Consistorio realiza cada año a las víctimas de la violencia machista y que ayer impactó, al cubrir todo el paseo con 972 sillas vacías, una por cada mujer asesinada desde enero de 2003, cuando comenzó la estadística oficial de la violencia de género. Mientras, en Oviedo la cantante langreana María Valle Roso ponía la música a un día de reivindicación para el que la poetisa Vanessa Gutiérrez puso la letra. Y en Avilés, los coches de la Policía Local aparecían rotulados con el lazo malva que pide el fin de los femicidios.

Una ola de indignación que hizo que en Riosa la participación de personas en la habitual concentración superara los dos centenares. O que en los diferentes concejos del oriente asturiano aparecieran paredes empapeladas con esquelas: las de las mujeres asesinadas en lo que va de año y también las del resto de personas que no salen en la estadística oficial de víctimas de violencia de género: las mujeres asesinadas por sus violadores, los familiares de las mujeres maltratadas que son asesinados por venganza y, sobre todo, los hijos e hijas de las víctimas de maltrato, utilizados para causar el mayor daño posible.

Vídeo.

De ellos se acordaron también en Grado, Siero y Carreño, así como en la mayor parte de la región, y lo siguieron haciendo en Gijón. Porque tras los actos organizados por el Consistorio la ciudad se convirtió en el escenario de la gran manifestación con la que Asturias evidencia cada 25-N, convocada por la Plataforma Feminista d'Asturies, su rechazo a la violencia machista. Más de 2.000 personas recorrieron la ciudad desde el paseo de Begoña hasta el Náutico, en una comitiva «llena de gente, sobre todo, de gente muy joven», destacó Begoña Piñero.

La presidenta de la Tertulia Feminista Les Comadres fue una de las que portó la pancarta principal, en la que aparecía el eslogan elegido este año '¡Basta ya de violencia xudicial!'. Consensuado entre las decenas de entidades participantes en la manifestación y defendido por Tini Navas, portavoz de la plataforma, como «necesario. Las últimas sentencias que estamos viendo reflejan que, cada vez que una mujer se atreve a denunciar, es humillada».

'Haka' reivindicativa

Explicó Navas que «muchas mujeres son reacias a denunciar porque lo que viene detrás es un calvario: la declaración en la comisaría o en el cuartel, repetir su historia muchas veces, enfrentarse a personal no formado en igualdad... Antes de llegar ante el juez pasan por un proceso revictimizador».

De hecho, la manifestación arrancó desde la puerta del Teatro Jovellanos, donde se escenificaron diferentes juicios como el del caso de 'la manada' y que se cerró con una 'haka' en la que participó el público. Un remedo de la danza propia de Nueva Zelanda con el que concluyó, también, la manifestación en el Náutico una hora después. En el trayecto, caras conocidas como las exconsejeras de Bienestar Social Laura González y Noemí Martín, el presidente de la Federación de Vecinos de Gijón, Adrián Arias, y la presidenta del único centro asturiano de atención a víctimas de agresión sexual, Mariti Pereira.

Para Jessica Castaño, presidenta de la Asociación de Mujeres Separadas y Divorciadas de Asturias, «en un mundo en el que lo cotidiano son las manadas y las violencias sobre las mujeres, hoy hemos salido a gritar que no queremos vivir con miedo. Que queremos ser libres». En opinión de Eva Irazu, otra de las portavoces de la Plataforma Feminista d'Asturies, la respuesta a la convocatoria «fue muy buena. Nos sirve para calentar el próximo 8 de marzo». «Habríamos sido más», apostilló Castaño, «pero nos faltan 972 mujeres», las que tienen su silla vacía en Gijón. Con la de Rokhaya, 973.

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