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Teresa Mallada presentó ayer su dimisión como presidenta del PP asturiano y el secretario general, Álvaro Queipo, considerado líder del hasta ahora sector crítico, « ... asume las competencias plenas del partido», según ha confirmado Génova. Mallada comunicó a los afiliados vía email, y solo unos minutos más tarde en rueda de prensa, su decisión de renunciar al cargo que ocupa desde octubre de 2020. Era un secreto a voces ya que la propia diputada llevaba días manteniendo discretas reuniones con sus principales colaboradores y con los dirigentes afines para trasladarles su intención de, esta vez sí, dejar la dirección del partido.
La diputada allerana explicó que ha puesto su cargo a disposición de Alberto Núñez Feijóo para que el partido pueda abordar la elección de un nuevo presidente «en el menor plazo de tiempo posible». Lo hizo apenas unas semanas después de que hubiera informado públicamente, acatando parcialmente el mandato de Génova, de que no se presentaría al futuro congreso para ratificar su cargo, pero que continuaría trabajando como líder de la formación y colaborando con la dirección nacional en la búsqueda del mejor candidato a las elecciones. Un anuncio, aquel, que supo a poco tanto en Madrid como entre el sector crítico, liderado por el secretario general, Álvaro Queipo, que consideraron que su continuidad al frente del partido dificultaba el proceso para la elección del candidato e impedía la celebración de un congreso de unidad.
Ahora Mallada da de nuevo un paso a un lado, dejando la presidencia del partido, pero manteniendo su cargo como diputada y portavoz del grupo parlamentario. Dijo coincidir con la dirección nacional en que, en la situación en la que se encuentra el partido, no es apropiada una bicefalia, y explicó que, llegados a este punto, «lo más conveniente es que me centre en mi labor como portavoz» del grupo popular en la Junta General del Principado «para facilitar que la elección del candidato autonómico» a las elecciones de mayo de 2023 «se tome con total autonomía».
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En privado, Mallada aseguró a su entorno que toma esta decisión al sentirse presionada por la dirección nacional, que habría amenazado a la dirigente popular con implantar una gestora, y «traicionada» por el llamado sector crítico, al que acusa de haberse puesto en contacto con la dirección nacional para manifestar su malestar por su decisión de continuar al frente del partido. La versión oficial que la hasta ahora presidenta del partido quiso trasladar tanto en su misiva a los militantes como en rueda de prensa es diferente. Negó que hubiera recibido ningún tipo de presión, e insistió en que se trata de una decisión «pactada» con el equipo de Alberto Núñez Feijóo. Aseguró, de hecho, que cuenta con el visto bueno de Génova y que se siente respaldada tanto por el grupo parlamentario como por el comité ejecutivo del partido para seguir al frente del grupo en la Junta General.
Su decisión de continuar como portavoz parlamentaria, manteniendo por lo tanto el cargo sobre el que recae directamente el control de los fondos, sigue sabiendo a poco al sector crítico, que incluso lo ha interpretado como un nuevo pulso a Génova. Ella misma declaró en rueda de prensa que el grupo parlamentario tiene autonomía para cuestiones de índole política y quiso recalcar que, con su dimisión, el partido se quedará durante un tiempo sin presidente, puesto que en los estatutos no se contempla la figura de presidente en funciones. Durante este tiempo, que espera que sea lo «más breve posible», apuntó que al secretario general le corresponderían «funciones ordinarias del partido, vamos, del día a día». Las decisiones de índole política, insistió, corresponden a los grupos municipales y al grupo parlamentario.
Para la dirección nacional, el hecho de que Mallada renuncie o no a la portavocía parlamentaria es, sin embargo, una cuestión menor, y de tiempo. Tras su dimisión, y de forma directa, tal y como confirman desde Génova, es el número dos, Álvaro Queipo, quien asume las competencias plenas del partido desde el punto de vista orgánico, político y también económico. Se espera ahora que se normalice la situación del partido con Queipo a la cabeza, como secretario general, pero asumiendo las funciones plenas de la Presidencia. Y esto incluye, explican desde la dirección nacional, también las decisiones de índole política y económica que se puedan adoptar tanto por parte del grupo parlamentario en la Junta General como por parte de los diferentes grupos municipales, puesto que los cargos institucionales están sometidos a la disciplina del partido y los grupos deben acatar la decisión del partido.
La dirección nacional valora el hecho de que Teresa Mallada haya presentado su dimisión porque supone dar carpetazo a una etapa e iniciar otra con Queipo como máximo responsable del partido, y con el objetivo puesto ahora en la designación del candidato para las próximas elecciones. Será esta persona, de hecho, quien decidirá cómo se reorganiza el partido y el grupo parlamentario y, por lo tanto, si Teresa Mallada mantiene la portavocía o no en la recta final de la legislatura.
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