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Una maestra con vocación de educadora infantil

Marta del Arco. La nueva consejera de Derechos Sociales y Bienestar es funcionaria del Principado desde 1986 y especialista en menores

Chelo Tuya

Jueves, 15 de febrero 2024, 00:55

Sus ojos dicen más que sus palabras. La mirada, con la que tanto ha profundizado Marta del Arco (Salamanca, 1959) en la realidad de la infancia asturiana, delatan la pasión que siente por lo que hace. Una que la llevó a dejar el trabajo de profesora para lanzarse de cabeza a unas oposiciones, «las primeras y las últimas», recuerda ella, que el Principado convocó en 1986 para cubrir plazas de funcionario en la categoría de educador social.

En la entrevista que siguió al examen, un miembro del jurado le preguntó qué la llevaba a dejar un trabajo de profesora, «que tiene meses de vacaciones», para optar a uno que, además de menos periodos vacacionales, supone una dedicación casi 'non stop'. El educador social es el referente, a veces el único, para los menores tutelados.

Su respuesta fue que le dieran una oportunidad y pronto tuvo claro que aquel era el trabajo de su vida. «Me enamoré», confiesa. Y dedicó la mayor parte de su vida laboral a la atención de los menores que viven en los centros de protección del Principado. De educadora estuvo, en su primer año, en la Casa Infantil Juvenil José Campoamor de Pravia, donde llegó a ser directora.

Con esa categoría pasó, en 1994, a dirigir la Casa Infanto-Juvenil 'Cuatropisos', en Cancienes, donde estaría hasta 1998, cuando la nombraron jefa de Centros de Menores dentro del Instituto Asturiano para la Atención Integral a la Infancia, y a las Familias.

Y ahí estuvo hasta el 2 de julio de 2021. La jubilación del 'padre' del Observatorio Asturiano de la Infancia, Carlos Becedóniz, con el que Marta del Arco trabajó codo con codo, la llevo a ocupar el puesto de su compañero. Se convirtió en directora del Instituto Asturiano de Atención a la Infancia y las Familias. Un puesto que mantuvo en la presente legislatura, pero ya convertido en dirección general.

Escuchar a la infancia

Y durante este tiempo, Del Arco demostró que, realmente, está «enamorada» de su trabajo. Si en la Consejería de Derechos Sociales y Bienestar se ponía en marcha, de forma pionera, el cambio del modelo de cuidados de larga duración, no solo se hacía pensando en los mayores, sino también en los menores que dependen del Principado.

El proyecto marco de acogimiento residencial ha sido su tercer 'hijo', cuyo debate abrió tanto a los expertos en infancia como a los trabajadores y, por vez primera, a los protagonistas: los menores que viven en esos hogares alternativos. Porque si algo dice y repite Marta del Arco es que a los menores «hay que escucharles». Y ella escucha.

Tanto escuchó que los nuevos centros, los que están siendo ya remodelados, no tendrán ninguna pared de color pistacho, un tono que no solo no gusta a los usuarios, sino que «les pone como una moto». Y en los que se acabaron las literas, así como el no poder poner póster o dibujos en sus habitaciones. Vivir en un centro y no en el seno de una familia ya es lo suficientemente duro como para que no se respeten los gustos más básicos.

Y tanto escuchó que muchos la consideran el motor de la Plataforma del Tercer Sector de Infancia, entidad creada la pasada legislatura y que aglutina a las principales entidades que trabajan con la infancia asturiana. En su lenguaje la palabra disciplina no es sinónimo de educar, como sí lo es de fracaso los correctivos físicos. La ñalgada de toda la vida.

Persona de confianza de la todavía hoy consejera de Derechos Sociales y Bienestar, Melania Álvarez, Marta del Arco no estuvo en las primeras quinielas, cuando Adrián Barbón designó a la candasina senadora. Sin embargo, su perfil conciliador, así como experta en la casa y con gran capacidad negociadora, la han llevado a un despacho que nunca ambicionó ocupar.

Ahora le queda por delante casi toda una legislatura para demostrar que sus capacidades de escucha en la infancia las puede ampliar a la discapacidad, a la dependencia, a las personas mayores y a los colectivos vulnerables. Asturiana 'nacida' en Salamanca, recuerda siempre, ya que sus raíces están en Langreo, cumplirá en agosto unos 65 años que no aparenta. Aunque ahora tendrá menos tiempo libre (si eso es posible), seguro que seguirá escapándose a Madrid, a hacer de ocupa temporal en casa de su hijo para disfrutar de la capital.

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