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Susana Álvarez, protestando ayer ante el mostrador de Volotea, tras tener que gastarse 900 euros. J. SIMAL
Llegan a Asturias, tres días después, viajeros del vuelo cancelado en Lisboa

Llegan a Asturias, tres días después, viajeros del vuelo cancelado en Lisboa

Un afectado gastó 1.300 euros en alquilar un coche para regresar. Otros hicieron noche en el suelo de la estación con hijos menores

Ramón Muñiz

Gijón

Martes, 23 de julio 2024, 02:00

Sigue la odisea de los afectados por la cancelación el viernes del vuelo que Volotea tenía programado entre Lisboa y Asturias, con salida a las 22.20. Tras un primer mensaje que avisaba a los viajeros de que debido a la incidencia informática global lo mejor era ir antes al aeropuerto, los clientes se encontraron con la supresión del viaje, un mostrador atendido por una trabajadora que apenas hablaba castellano, y que les entregó un número de teléfono al que llamar, pero en el que nadie atendía a esas horas.

Se encontraron así de noche, en el extranjero, cada uno buscando una salida. Alberto Bezos y su familia, por ejemplo, forman parte de un grupo que logró llegar a Oviedo a las 8.30 de ayer, en autocar desde Lisboa, tres días más tarde de lo esperado. «Ha sido una pequeña tortura», cuenta. «Nos habremos dejado 1.000 euros. Fui al aeropuerto y allí no había nadie de Volotea», anotó.

Por la mañana quien sí acudió a ese mostrador fue Susana Álvarez, dispuesta a presentar la reclamación y exigir que le cubrieran los gastos en los que ha incurrido. «Entre la noche de hotel que tuvimos que buscar, los desayunos, comidas y cenas y los autobuses para regresar, hablamos de 900 euros». Uno de los momentos más duros fue hacer noche por el suelo de la estación de autobuses de Oporto, con sus hijos de 12 y 17 años. Tras momentos de tensión con el personal de Volotea fue atendida por un responsable de Aena, «que se encargará de pasarles la reclamación. Fue muy correcto».

«La alternativa que nos daba Volotea era volar el miércoles. Con unos conocidos alquilamos un coche y en esa situación de desesperación nos cobraron 1.300 euros porque decían que luego lo tenían que repatriar», contó Manfredo Álvarez, en la Ser. «El coche era español, así que lo trajimos gratis». La UCE se ha ofrecido a ayudar a los afectados y aconseja guardar los recibos.

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