Llega la primavera y, con ella, la alergia estacional: causas, síntomas y consejos para mantenerla a raya

Llega la primavera y, con ella, la llamada alergia estacional. Aunque las fuertes lluvias registradas en las últimas semanas podría retrasar la aparición de este trastorno tan común como molesto, lo cierto es que, en Asturias, «su incidencia es cada vez mayor», según constata Begoña Cueva, alergóloga en el área sanitaria IV y parte del equipo que presta atención especializada en el HUCA y el Hospital Monte Naranco. Influyen dos factores: la contaminación y que «haya infinidad de gramíneas» en el Principado.

Porque la alergia primaveral surge fundamentalmente como una reacción anómala del sistema inmunitario frente a los pólenes -el tipo depende del clima y vegetación de cada zona- y «la contaminación los vuelve más agresivos. Es como si las plantas, la naturaleza, se rebelase», explica la doctora Cueva. Y de todas las manifestaciones clínicas posibles, la nasal es la más frecuente, llegando a desarrollar la mayoría de pacientes lo que se conoce como rinitis alérgica o 'fiebre del heno'.

¿Sus principales síntomas? «Congestión nasal, rinorrea, estornudos y prurito en los ojos, nariz y garganta», apunta Rubén Villa, presidente de la Sociedad Asturiana de Medicina Familiar y Comunitaria, especialidad que, como puerta de entrada al sistema sanitario, atiende cada primavera muchas rinitis alérgicas: «Es que afecta a una gran proporción de la población».

De todas formas, abunda Begoña Cueva, «también hay quien puede llegar a desarrollar conjuntivitis, urticaria o asma», en caso de que la reacción alérgica sea ocular, dermatológica o bronquial. Dicho esto, ¿qué se puede hacer para mantener a raya la alergia primaveral? O al menos para aliviar su manifestación clínica.

La alergóloga Begoña Cueva y el médico de Atención Primaria Rubén Villa aportan las siguientes recomendaciones:

-Evitar los alérgenos. Puede parecer obvio, pero es, sin duda, el remedio más efectivo y quienes padecen alergia primaveral deben tenerlo muy presente.

-Permanecer en interiores. Lo anterior implica, por ejemplo, permanecer en interiores durante los días de alta concentración de polen (la Agencia Estatal de Meteorología ofrece información al respecto) o mantener cerradas las ventanas de casa cuando el viento sopla fuerte.

-Filtros de aire. Es recomendable utilizar filtros de aire eficaces, así como cambiar periódicamente los filtros del coche.

-Soluciones salinas. Ayuda también, según los especialistas, mantener las fosas nasales limpias e hidratadas. Y para ello es aconsejable hacer lavados con soluciones salinas.

-Tratamiento farmacológico. Para rinitis alérgicas leves, se suelen prescribir antihistamínicos H1 de segunda generación (como cetirizina, fexofenadina, desloratadina o loratadina), o bien antihistamínicos intranasales (como azelastina y olopatadina). En el caso de rinitis alérgicas moderadas o severas, se suele optar por corticosteroides (como fluticasona, triamcinolona, budesonida o mometasona), bien solos o en combinación con antihistamínicos intranasales. ¿Y qué son los antihistamínicos? Pues un tipo de medicamento que bloquea la acción de la histamina, sustancia que causa fiebre, picazón, estornudos, mucosidad nasal y lagrimeo. En cuanto a los aerosoles con corticosteroides, permiten reducir la inflamación nasal que se produce en las rinitis alérgicas.

-Filtros nasales. Es una alternativa poco conocida y en la que incide la alergóloga Begoña Cueva. Se trata de un dispositivo discreto y fácil de llevar, que se coloca en los orificios de entrada de la cavidad nasal. Estos filtros impiden la inhalación de polen, contaminación o polvo cuando respiramos.

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