El sargento de la Oficina Técnica, en la Comandancia. MARIO ROJAS

«Ahora sí tenemos llamadas anónimas que permiten esclarecer incendios»

Ignacio Pena Gutiérrez, sargento del Servicio de Protección de la Naturaleza: «El legislador pone más derechos al animal y nosotros actuamos en consecuencia. Este año ya llevamos seis detenidos por maltrato»

RAMÓN MUÑIZ

OVIEDO.

Domingo, 24 de junio 2018, 04:56

La Guardia Civil fue pionera en el mundo creando su policía ecológica. La denominó Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) y todavía hoy «hay países europeos y de fuera que están dando el paso y vienen a formarse con nosotros». Lo cuenta Ignacio Pena Gutiérrez (Oviedo, 1979), sargento de la Oficina Técnica de esta unidad en la Comandancia de Oviedo. El Seprona cumplió esta semana 30 años. El rescate de 'Paca' y 'Tola', en 1989, les dio a conocer como agentes al servicio de la flora y fauna, pero hoy afronta amenazas bien distintas.

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-¿Los animales tienen derechos?

-Claro, existe una ley regulándolos.

-Hace 30 años se lanzaban cabras desde campanarios. Ustedes mismos ¿no tienen conflictos con la evolución que está teniendo la ley?

-No, a medida que el legislador pone más derechos a los animales actuamos en consecuencia. Dése cuenta de que nosotros ahora manejamos más de 2.000 leyes, entre europeas, nacionales y municipales. Están cambiando constantemente, por eso ahora cada vez estamos más formados.

-¿No hay un choque entre las costumbres y lo que se va considerando infracción?

-Claro, antiguamente la gente hacía lo que quería. Al lado de cada pueblo había un vertedero ilegal para que la gente tirase sus cosas, las aguas residuales iban directamente al río, la gente construía su chabolo o cuadra en cualquier lado...

-Su trabajo ha ido erradicando esos comportamientos. ¿Cuántos son?

-En la Comandancia de Oviedo, el catálogo es de unas 30 personas, y parecido en la de Gijón. Necesitaríamos más personal. Una patrulla en Vegadeo, que son dos personas, lleva una demarcación de más de 800 kilómetros cuadrados, y la de Cangas del Narcea asume 2.000.

-¿A cuánto llegan con eso?

-El año pasado a 40 infracciones penales, con 33 detenidos. Además cursamos 1.506 infracciones administrativas, el 58% de ellas denunciadas por los propios agentes.

-¿Cuál es su principal enemigo?

-Los incendios, sobre todo ahora en verano, cuando hay una orden de servicio para que todas las patrullas de seguridad ciudadana, sean Seprona o no, potencien la prevención, controlen barbacoas y quemas.

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-¿Cómo podrían pillar a más incendiarios?

-Es un delito muy difícil debido a lo tremendamente fácil que es de cometer. Cualquiera puede ir a un sitio perdido con un mechero, por eso es vital lograr la colaboración ciudadana.

-Los ecologistas dicen que el problema ahí es que existe una 'omertá', un manto de silencio entre vecinos que rehusan denunciarse.

-Existe, claro; la gente evita tener problemas con un vecino o una familia a la que va a ver todos los días. El año pasado por ejemplo, tuvimos un incendio muy grande en un espacio protegido, en Cangas del Narcea; interrogamos a la población entera del lugar y ninguno soltó prenda. Pero afortunadamente eso está cambiando.

-¿Cómo?

-Ahora sí estamos teniendo llamadas anónimas que nos permites esclarecer incendios. En ocasiones nos avisan de que 'oye, fulanito de tal, de este pueblo, acaba de ir al monte a prender' y no nos dan más datos, no se quieren involucrar más, pero cualquier pista la investigamos y ayuda. Antes la gente era más reacia, pero ahora estas llamadas van en aumento. En lo que va de año ya llevamos tres investigados.

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Apoyo de la psicología

-Colaboraron con una universidad madrileña para determinar cuál es el perfil de esos incendiarios.

-De cada investigado hicimos un estudio psicosocial que se mandó allí. Básicamente se llegó a la conclusión de que el 90% de las veces el perfil predominante es el de personas que viven a menos de un kilómetro del incendio, tienen su trabajo allí y se dedican a actividades ganaderas.

-¿Eso de qué les sirve?

-Nos ha ayudado con las líneas de investigación. Cuando hay un incendio lo que investigamos es a las personas que viven en el lugar.

-Hay abogados que sostienen que como rara vez pillan al incendiario con las manos en la masa, al final se está condenando a la gente por indicios, por pensar que debía ser esa persona dado que era la única que había en la zona.

-No puedes tener un guarda en cada monte, pero tampoco podemos investigar a alguien por meras suposiciones. Trabajamos con pruebas.

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-¿Qué otros problema acarrea defender el medio ambiente?

-Los residuos dan trabajo. La gente sigue abandonando vehículos, neumáticos y escombros por ahí. Hace dos meses por ejemplo tuvimos un vertido en el Monte Naranco.

-¿Qué hay detrás de ello?

-Sobre todo, ciudadanos que no quieren pagar las tasas de reciclado o que están haciendo una obra ilegal y no quieren dejar rastro.

-Entre esos 33 detenidos del año pasado, ¿hay alguno por maltrato animal?

-Sí, claro. Este año ya llevamos seis por eso. En 2017 tuvimos 170 actuaciones por maltrato animal y animales potencialmente peligrosos. En este llevamos entre 80 y 90. Es algo que hace unos años era residual, la gente estaba acostumbrada a pegarle palos al perro.

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-¿Qué historias encuentran?

-Cerca de aquí tuvimos a un hombre que tenía un perro desnutrido, abandonado, que acabó muriendo. Robó otro de León y lo trajo aquí; lo rescatamos y entregamos a la perrera. En Tineo tuvimos a un señor que no estaba él muy bien, y desatendió el ganado. Murieron cuatro reses y tres se sacrificaron por cómo se encontraban.

-¿Ese es el perfil más repetido entre quienes abandonan a los animales?

-No, la mayoría suelen tener problemas económicos y por eso dejan de alimentar a los animales. Luego seguimos teniendo a los que en verano abandonan a su mascota porque le molesta.

-¿Hay comercio de especies exóticas en la región?

-Se dan casos. En internet vimos a alguien que intentaba vender marfil procedente de un elefante africano: era familiar de un misionero que había estado en Burundi. Lo detectamos. Más recientemente en una web de venta encontramos alguien que ofrecía una tortuga carey y un mono, disecados; eran una herencia. Actuamos en consecuencia.

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Pesca eléctrica y con lejía

-Problemas muy distintos a los que perseguían hace 30 años, al nacer el Seprona.

-Entonces básicamente lo que hacíamos era proteger los espacios naturales, vigilar la actividad cinegética. De aquella el paisano que iba a la huerta lo hacía con una escopeta, por lo que se pudiera encontrar. En los ríos se hacía pesca eléctrica, con venenos y lejía...

-¿Por qué se creó el Seprona?

-Para velar el cumplimiento de los recursos medioambientales, pero hay antecedentes. En 1845, en la cartilla del Guardia Civil del duque de Ahumada, ya se ponía que entre las misiones del agente estaba conservar los ríos evitando prácticas como la pesca por envenenamiento. En 1876 hubo además una Real Orden que nos da la función de policía forestal y rural.

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-¿Por qué ingresó aquí usted?

-Soy guardia civil porque viví de niño en un cuartel y vi lo que era aquello. Y Seprona porque en mi tiempo libre me gusta hacer carreras en la montaña, ir en bici, esquí. A todos los que estamos aquí nos gusta el medio ambiente.

-¿Cómo es un buen día en esto?

-Cuando sales de patrulla, ves el monte, los bosques y el río, y al volver no has encontrado ni una sola infracción.

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