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La sanidad asturiana tiene 110.156 pacientes a la espera de una primera consulta con el especialista. Eso significa que un diez por ciento de la población –algo más– está pendiente de recibir atención especializada, lo que supone una mejoría con respecto al ... primer trimestre de este año, pero está muy lejos de la situación existente antes de que el coronavirus hiciese saltar las costuras del sistema sanitario. Tan lejos que, aun cuando la Consejería de Salud ha puesto en marcha un plan estructural contra las listas de espera, las consultas externas de los hospitales acumulan casi el doble de citas pendientes que en los meses previos a la pandemia, hace cinco años.
Y de todas las especialidades, Dermatología es la que se ha resentido en mayor medida, con un crecimiento imparable de su lista de espera que, hoy por hoy, es la más abultada de la cartera de servicios de la sanidad pública asturiana. La cifra llama la atención en la tabla que recoge los datos relativos al mes de junio y que la Consejería de Salud hacía públicos esta misma semana; tanto por el número de personas afectadas como por el tiempo que esperan por una primera consulta con los dermatólogos de la red pública.
Actualmente, según los últimos datos facilitados por la Administración autonómica, los servicios de Dermatología acumulan una lista de espera de 22.607 pacientes, lo que representa una quinta parte de todas las consultas externas que están pendientes de atender y triplica las cifras registradas en junio de 2019. Unas cifras que se dispararon a partir de septiembre del año pasado.
Pero que los pacientes en espera hayan pasado de 7.156 a más de 22.000 no es lo único reseñable en una especialidad cada vez más necesitada de profesionales. También el tiempo de espera, que es de 144 días frente a los 55 de hace cinco años. La demora media en las consultas externas del Servicio de Salud del Principado (Sespa) –teniendo en cuenta todas las especialidades– se sitúa en torno a los 93 días y Dermatología se ha convertido en la especialidad donde los pacientes esperan más por una primera consulta.
¿El porqué? Desde los sindicatos sanitarios apuntan como factor principal que «nos estamos quedando sin dermatólogos». No se debe tanto al número de plazas MIR ofertadas en los servicios de Dermatología, que también, como de «la fuga de profesionales que se está produciendo hacia la sanidad privada». Según las organizaciones sindicales, «las clínicas se los rifan y les ofrecen mejores condiciones», por no hablar de que «ésta es una especialidad en la que te puedes establecer por cuenta propia sin que se requiera una gran inversión en aparatología».
Esta situación reaviva el debate sobre el régimen de exclusividad que el Sespa aplica a sus facultativos. El Principado es, a día de hoy, la comunidad autónoma que más penaliza a los facultativos que deciden compatibilizar la sanidad pública y la actividad privada: dejan de recibir unos 1.000 euros mensuales. El asunto trae cola y, por primera vez, la Consejería de Salud está abierta a reducir esa merma salarial, aunque no ha concretado todavía ni en qué términos y hasta qué punto. «Tienen que tener en cuenta que los profesionales que se van ya no vuelven a la sanidad pública», advierten los propios médicos.
Junto a Dermatología, hay otros dos servicios que destacan por su larga lista de espera. Se trata de Oftalmología y Traumatología, que soportan una gran presión asistencial, fundamentalmente porque son especialidades muy vinculadas con el envejecimiento de la población, un indicador en el que Asturias encabeza el ránking nacional. Suman entre las dos 37.817 consultas pendientes, un 48% más que antes de la pandemia del coronavirus. Por tanto, dermatólogos, oftalmólogos y traumatólogos concentran más de la mitad de los pacientes que actualmente se encuentran a la espera de una primera cita con atención especializada.
La situación en los quirófanos, sin embargo, empieza a despejarse, después de que la sanidad asturiana tocase techo con una lista de espera histórica en cirugías. Ante los últimos datos recabados, el Sespa pone el acento en que «cerramos el primer semestre con 1.047 personas menos pendientes de una operación que al inicio del año». También incide en que «han disminuido especialmente los pacientes que acumulaban más de seis meses de espera, que han pasado de 3.289 a 1.511».
Esta mejoría coincide con las últimas medidas adoptadas por la Consejería de Salud, que forman parte de un plan estructural contra las listas de espera basado fundamentalmente los llamados programas especiales, que implican bonificar salarialmente a los facultativos que alargan su jornada ordinaria para operar en horario de tarde. Complemento que en este ejercicio 2024 han decidido extender a otras categorías relacionadas con la actividad quirúrgica.
Eso ha supuesto un incremento de actividad que se ha traducido en el mes de junio en 5.192 intervenciones realizadas, «la segunda cantidad más alta de los últimos siete años», asegura el Sespa. La nueva estrategia de la consejería conlleva también una programación de las cirugías que da prioridad a quienes sufren una patología incapacitante y a los pacientes que llevan más tiempo esperando.
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