Los cursos de La Granda encaran su recta final con la diabetes como protagonista. Cómo afecta esta enfermedad en la población, especialmente entre la gente mayor, es eje principal del curso que dirige Leocadio Rodríguez, geriatra director del CIBER de Fragilidad y Envejecimiento Saludable del ... Instituto de Salud Carlos III. Rodríguez lleva buena parte de su carrera dedicandose a estudiar el impacto que tiene la diabetes en las personas de avanzada edad y ayer, en Avilés, actualizó los últimos avances con respecto a esta enfermedad.
-¿Qué diferencia hay entre la diabetes de un adulto y de un anciano?
-Hay muchas, pero a destacar una serían los objetivos del tratamiento. Mientras que en el adulto joven el objetivo fundamental es evitar la mortalidad, en el anciano es evitar el deterioro funcional. Para esto, tan importante como el tratamiento farmacológico, o más incluso, es la modificación del estilo de vida.
-En su ponencia habló de la importancia del ejercicio físico en este tipo de pacientes.
-Es fundamental. No tiene porque ser un actividad física aeróbica, sino que también puede ser de resistencia para generar músculo. Hay que actuar antes de que empiece a tener alguna dificultad para no caer en el deterioro. Si se tienen problemas para hacer algo, ya vamos tarde.
-En qué momento debería empezarse a preocuparse por el estado físico de un diabético anciano.
-Los geriatras utilizamos una serie de escalas que nos permiten detectar deterioros funcionales que aun no han llegado a la discapacidad, pero que identifican al sujeto de alto riesgo de desarrollar dispapacidad, que es a lo que llamamos ancianos frágiles. Sería fundamental hacer estas revisiones anualmente.
-¿Hay alguna señal que las familias puedan tener en cuenta para saber cuándo empezar?
-Cosas que antes hacían, y que dejan de hacer. Por ejemplo, ir a recoger a los nietos al colegio. «Ya no voy porque me canso», o «es que la cuesta ya me cuesta subirla», no es que no pueda subirla, pero me cuesta más. Ir a la compra, en lugar de hacerlo todos los días, voy una vez por semana... Eso son alertas o llamadas. Dejar de hacer es muy importante para las personas mayores con diabetes, son sistemas de alerta vitales.
-¿Ha habido alguna mejora significativa en los tratamientos estos últimos años?
-Han aparecido un grupo de fármacos, los inhibidores de SGLT2, y los análogos del GLP1. Uno de sus efectos más beneficiosos en la población adulta es la pérdida de peso, pero a la gente mayor le hace perder masa muscular, lo que empeora la situación. Estos GLP1, que han sido tan beneficiosos en adultos, hay que tener cautela con las personas mayores por el posible efecto sobre la masa muscular de los mismos.
-¿Qué influencia tienen estos avances en el caso de los ancianos?
-Hacen falta ensayos clínicos con medicamentos en personas mayores, que se obtengan resultados adaptados a los ancianos. Seguimos midiendo las intervenciones en función a las muertes evitadas, y eso en los ancianos no tiene sentido. No se trata de alargar su vida o mejorar a largo plazo, sino de mejorar sus condiciones ahora, en el presente.
-En cuanto al covid-19, ¿empeoran las condiciones del enfermo el hecho de tener diabetes?
-En el caso de ancianos no parece que lo sea. En gente más joven no está claro. Parecía que sí, pero están realizando estudios que no lo terminan de demostrar.
-¿Cree posible erradicar la enfermedad a medio o largo plazo?
-Erradicarla en corto tiempo es muy poco probable. Mejorar su tratamiento y su manejo sin ninguna duda. Si comparo cómo se manejaba la diabetes en personas mayores hace quince años y cómo se hace ahora, hemos mejorado. Grupos muy importantes, como la Asociación Americana de Diabetes, la propia OMS o organismos europeos ya han publicado documentos en los que se delimitaba la investigación de la diabetes en personas mayores.
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