El empresario avilesino que recibió el principal impacto del kamikaze y que se encuentra aún ingresado asegura que «todo fue muy rápido» y que «ni siquiera sé si giré el volante para esquivarlo».
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Según la Guardia Civil, Vigil y su esposa, que también está ingresada, pudieron salvar la vida gracias al coche de alta gama en el que conducían. «Si dicen, como dicen que iba a 200 por hora es una cuestión de segundos, no te da tiempo a nada. Apenas lo vi llegar y ya no recuerdo mucho más». El impacto del coche del kamikaze contra Vigil fue frontolateral.
16 minutos. Ese fue el tiempo que transcurrió desde que el kamikaze inició su recorrido en sentido contrario -hacia Gijón- hasta que colisionó al filo de la medianoche del lunes contra otro vehículo. De Valdés a Gijón. 55 kilómetros por la A-8 en sentido contrario. Sembrando el pánico. Hasta que su viaje finalizó cuando impactó con otro vehículo provocando, además, una colisión múltiple. El kamikaze murió y seis personas resultaron heridas. Uno permanece grave, otra persona tiene pronóstico reservado y los otros cuatro están ya en casa. De hecho, una de ellos solo requirió atención médica en el lugar de los hechos.
Valdesano de 52 años, Juan Manuel Fernández accedió a la autovía en el punto kilométrico 448, en la zona del túnel de Ribó. Ahí empezó un recorrido que le llevó hasta Serín, donde murió.
Todo empezó a las 23.20 horas. Apenas dos minutos después, el 112 recibía la primera llamada, realizada por uno de los primeros conductores en cruzárselo. A partir de ese momento, la sucesión de llamadas fue continua. Muchos de los vehículos que coincidían con el kamikaze, que en un primer momento circulaba por el carril izquierdo, se veían obligados a girar bruscamente para evitar el choque. Fueron precisamente estas personas quienes alertaron de que la velocidad del turismo iba ascendiendo a medida que avanzaba por la autovía y calculaban que rondaba los 200 kilómetros por hora. Las investigaciones de la Guardia Civil confirman, en un primer análisis, ese dato.
La investigación descarta que accediera a la autovía en sentido contrario por error.
Una vez recibieron la notificación y confirmada la posición del vehículo sospechoso a través de las cámaras instaladas en la autovía, los agentes pusieron en marcha un dispositivo encaminado además de a detener al kamikaze a neutralizar un posible impacto y a minimizar las consecuencias.
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Mientras, el conductor proseguía su avance, cruzando concejo tras concejo. Salida tras salida. Es decir, tuvo varias ocasiones de rectificar su trayectoria. De tratar de salir por uno de los varios desvíos que jalonan la A-8 desde Valdés hasta Gijón. El hecho de que no lo hiciera evidencia, sostiene la investigación iniciada, que no fue casual. Que no fue fruto de una equivocación. El avance del kamikaze se frenó en seco en Serín. Impactó en una brutal colisión contra otro turismo, cuyo conductor nada pudo hacer para esquivarlo. Fue en el punto kilométrico 392. El choque fue de tal magnitud que los dos vehículos quedaron prácticamente destrozados. La carretera se llenó de restos de ambos coches. El kamikaze falleció al instante. El conductor del otro vehículo, el empresario avilesino José Luis Vigil (fundador de la marca Joluvi) resultó herido de gravedad -fue trasladado al Hospital de Agustín, en Avilés- y su mujer está en el HUCA con pronóstico reservado, con varias costillas rotas. Fue precisamente esta mujer una de las muchas personas que llamaron a los servicios de emergencia para alertar de lo que pasaba. Ella logró salir del Lexus en el que viajaba junto con su marido e indicar por teléfono que habían chocado contra otro vehículo, con un coche que circulaba en sentido contrario por la autovía del Cantábrico.
Un tercer vehículo se vio implicado al chocar contra el motor, que había salido despedido, del coche que conducía el kamikaze. Cuatro personas viajaban en este vehículo. Tres de ellas, dos niñas de cuatro y cinco años y su padre, resultaron heridas de carácter leve y fueron trasladadas al HUCA, donde fueron atendidas por el estado de nervios que presentaban. El otro ocupante, la madre de las pequeñas, fue atendida en el mismo lugar del accidente. Cuando llegaron los equipos de rescate ella incluso había podido salir del vehículo. Su marido aún permanecía dentro del coche. Los cuatro están ya en su casa.
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Amplio dispositivo
La Guardia Civil de Tráfico desplegó un amplio dispositivo para tratar de frenar al kamikaze. De hacerle frente para tratar de que se detuviera. No pudo ser. La determinación del conductor le llevó a atravesar buena parte de Asturias, desde Valdés a Gijón, a una velocidad de vértigo, que rondó los doscientos kilómetros por hora, según avanzan los primeros datos de la investigación iniciada.
Eso sí, los agentes llegaron de manera casi inmediata al escenario del accidente. De la colisión que acabó con la vida del valdesano que circulaba en sentido contrario. Junto a ellos, equipos médicos de la UVI procedentes de Gijón, Oviedo y Avilés, dos ambulancias, bomberos del Servicio de Emergencias del Principado de Asturias (SEPA) y dos dotaciones de bomberos del Ayuntamiento de Gijón.
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