P. S. / M. M. C.
GIJÓN.
Miércoles, 17 de julio 2019, 02:32
Fueron minutos de pánico, tensión y desconcierto. Faltaba poco para la medianoche, pero en pleno mes de julio no significa que hubiera poco tráfico. Ese tramo de la autovía del Cantábrico que conecta Gijón con Oviedo es de los más transitados, por lo ... que aún había bastante circulación. Fueron muchos los conductores que se vieron sorprendidos por el kamikaze, pero también los hubo que tuvieron que parar en el arcén una vez se produjo el accidente. Más de una decena de vehículos lo hicieron, ante la confusión que había en los primeros minutos por lo ocurrido. Personas llorando en el arcén y otras afectadas por cuadros de ansiedad de los que tuvieron que ser tratados por los servicios de emergencia era la dantesca escena que rodeaba al espectacular accidente.
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Entre los que se vieron sorprendidos por el conductor que transitaba en sentido contrario está Concepción García, quien explicó a este periódico que, «viendo cómo iba y la velocidad que estaba cogiendo, se podía adivinar el final». Esta mujer era una de las muchas que a esas horas circulaban en sentido a Avilés y, aunque apunta que «es una pena por los heridos», reconoce que «podíamos haber sido cualquiera».
También se encontró con este conductor el periodista de EL COMERCIO, José Luis González, que regresaba a su casa después de haber terminado su jornada laboral en Gijón. Explica que los vehículos no iban muy rápido, pero «lo vi pasar por el carril izquierdo». Este hombre circulaba en un grupo de tres turismos y uno de ellos se puso a adelantar justo en el peor momento: «Casi se choca contra uno de los coches que venía adelantando. En cuanto pude, paré en un área de servicio y llamé al 112. Si lo piensas, podría haber chocado en cualquier momento. Es tremendo».
Ese es un sentir común entre los conductores que se cruzaron con el kamikaze, que su viaje podría haber terminado colisionando con cualquiera de ellos. «En cuanto vi pasar el coche me temí lo peor. El accidente ocurrió a apenas unos metros de donde yo me lo había cruzado», indicó González. De la alarma que causó la presencia del kamikaze en la autovía del Cantábrico, en el tramo entre Cadavedo y Serín, donde tuvo lugar la colisión (punto kilométrico 392,4), dan una idea la gran cantidad de llamadas recibidas por el centro de coordinación del 112-Asturias. Alertando de la presencia de un vehículo circulando en sentido contrario se recibieron 62 llamadas, mientras que también hubo otra decena una vez ocurrido el siniestro, 18 minutos más tarde. El 112 rápidamente pasó el aviso a los servicios médicos, que enviaron equipos médicos de las UVI de Gijón, Oviedo y Avilés, y dos ambulancias. También se activó a efectivos de Bomberos de Asturias del parque de La Morgal, al jefe de la zona centro y a Bomberos del Ayuntamiento de Gijón, que enviaron dos dotaciones.
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