El juez da vía libre a la liquidación de Vauste

El anuncio de la empresa días después de presentar una petición de liquidación en el juzgado que ahora se autoriza no pilló por sorpresa a los trabajadores, que esperan que con este movimiento se puedan salvar los puestos de trabajo. Urbano Manzano, la persona designada por los responsables de Graham Corporate para dirigir la firma tras la renuncia de Fernando Sáenz, explicó entonces que han sido varios los contactos iniciados para la venta de terrenos de la factoría ubicada en el Alto de Pumarín. Incluso, para que los trabajadores cobren sus salarios, se había explorado la posibilidad de vender alguna de las líneas de negocio, bien amortiguadores, bien magnesio.

Entre fondos de inversión y empresas se ha contactado con al menos 18 potenciales compradores, de los que habría ocho interesados. Las esperanzas se centran en dar con un industrial de un sector relacionado que pueda dar continuidad a la actividad de la factoría gijonesa. De los contactos mantenidos, Graham detectaba semanas atrás más interés por la división de amortiguadores que por la de magnesio. El proceso de liquidación inicialmente se activa para que el juez controle la venta pero, de no fructificar, se iría a liquidación formal.

Los problemas de la planta de amortiguadores gijonesa vienen de lejos. Fundada en 1965 y con un rápido crecimiento al calor de la expansión del automóvil, llegó en 2004 a contar con 350 trabajadores. Pero en 2007 comenzó a aplicarse una cadena de expedientes de regulación que sembraron de dudas sobre el futuro de la planta. Una situación que cristalizó en 2013, cuando Tenneco anunció el cierre de la factoría. Desde entonces, los trabajadores han desarrollado una intensa lucha, tanto en la calle como en los juzgados, con el objetivo de tratar de mantener la actividad de la empresa. Aunque desde entonces hubo momentos para la esperanza, la firma no ha podido hacer frente al convenio del concurso de acreedores y se ve abocada ahora a la liquidación.