La Junta implanta el uso del asturiano con lío político y amenaza de más pleitos

Al introducir esta posibilidad en el reglamento de la Junta, se pretende dar cumplimiento a la sentencia del Tribunal Constitucional que, a instancias de Vox, se pronunciaba sobre el asunto, advirtiendo de que tan importante es procurar el uso del asturiano como garantizar su comprensión. Desde el Parlamento asturiano se puntualiza, no obstante, que los tiempos de aclaración no son preceptivos ni obligatorios.

En el caso de los plenos, la decisión queda a criterio del presidente de la Junta, Marcos Líndez, «en su función de dirección de los debates, y velando por la buena marcha de las deliberaciones». En el caso de las comisiones parlamentarias, serán sus portavoces los que determinen si es pertienente o no habilitar un tiempo adicional para que los oradores que se expresen en asturiano realicen en castellano las aclaraciones que fueran precisas.

Según la portavoz socialista, Dolores Carcedo, «este acuerdo permite dar una respuesta adaptada a las situaciones que puedan producirse y esperamos que no se bloqueen intencionadamente los debates parlamentarios usando el asturiano como excusa». Pero no parece que dicho acuerdo haya conseguido acallar la polémica en torno al uso del asturiano en sede parlamentaria, como antesala de la cooficialidad comprometida por el Gobierno regional.

De hecho, el Partido Popular, que votó en contra, advierte de que «esta decisión solo sirve para perder tiempo y montar lío». Pablo Álvarez-Pire, vicepresidente segundo de la Junta, criticó además «su arbitrariedad». A saber: «¿Cómo el presidente de la Junta o los portavoces de las comisiones van a decidir si un diputado entiende o no una intervención?».

Si se monta o no lío se verá hoy mismo, durante el Pleno de la Junta General del Principado, primera actividad parlamentaria en la que será de aplicación el acuerdo adoptado por la Mesa de la Cámara. Podemos ha registrado dos intervenciones en asturiano, sin réplica y sin traducción al castellano. La reacción de Vox no se ha hecho esperar y ayer su portavoz, Ignacio Blanco, ya advertía de que, si no se presenta una traducción en castellano por escrito, «nos reservamos las acciones legales que al respecto nos amparan. Este acuerdo es surrealista; los que no entendemos el bable tenemos que estar pendientes del minuto en que se produce nuestro no entendimiento, y apuntar lo que no entendemos».

Podemos se lo toma como «un intento de la ultraderecha de montar bronca», lo que tampoco invita a calmar las aguas. «No obligamos a nadie a hablar en llingua asturiana, pero tampoco admitimos que nos coarten nuestra libertad de hacerlo obligándonos a traducir nuestras intervenciones», quiso dejar claro Rafael Palacios, en nombre de la formación morada. Y fue más allá: «Se está creando una situación artificial para boicotear el proceso de normalización lingüística y las instituciones democráticas. El escenario político es preocupante».

Ciudadanos, por su parte, hace hincapié en el hecho de que «el acuerdo ha salido adelante sin ningún tipo de discusión, ni consenso, simplemente con los votos del PSOE e IU». Su portavoz parlamentaria, Susana Fernández, considera que «la pinza PSOE-IU nos sitúa ante un escenario de discrecionalidad», en lugar de propiciar un acuerdo más amplio, «que hubiese sido lo deseable en un asunto tan importante». En cualquier caso, la agrupación naranja optó por la abstención.

En representación de IU, la encargada en fijar posiciones fue Ángela Vallina: «Es un acuerdo de mínimos, que normaliza lo que ya es normal en la calle -el uso del asturiano- y da respuesta a la sentencia del Tribunal Constitucional». Y en cuanto a Foro, Adrián Pumares echó la culpa a Vox y al PP de «que se haya montado este circo. Aquí no hay un problema de comprensión, sino de intolerancia, y quienes quieren limitar el uso del asturiano nos van a tener enfrente».