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En noviembre hará quince años de su nombramiento, y en enero próximo, de que es efectivamente arzobispo de Oviedo. Jesús Sanz Montes (Madrid, 1955) aúna una forma de expresarse amable, pausada y muy meditada con una defensa más que firme de los postulados que ... rigen su conciencia. A pocos les es indiferente su propensión a expresarse en política, pero está claro que él estima que el magisterio de la Iglesia no se circunscribe a la fe, sino que la trasciende, en tanto en cuanto la ética cristiana es una de las guías de la sociedad europea.
–Acaba de cambiar la composición de la dirección de los obispos españoles. ¿Qué podemos leer de que se haya puesto al frente a Luis Argüello?
–A Luis Argüello lo conocíamos porque estuvo cinco años de secretario general. Viéndole actuar entonces, tanto para informar de cuestiones internas como para salir al diálogo o al debate con administraciones públicas, con diferentes colectivos, nos parecía que era una persona primero muy bien formada. Es jurista y fue profesor de derecho constitucional en la Universidad de Valladolid con una buena formación tan en teológica y con un talante de escucha, de diálogo que creíamos que era la persona más indicada y así lo pensábamos algunos y así ha resultado en la elección. Yo pertenezco a la Comisión Ejecutiva, por tanto estoy en ese grupo de ocho donde mensualmente abordamos cuestiones de toda índole y es un regalo poder contar con Luis Argüello como presidente. Con él es muy fácil primero tener la clarividencia de individuar cuáles son los retos y después acompañarnos recíprocamente para hallar juntos las soluciones, o sea, que muy bien.
–Argüello ha hablado muy claro de temas como la ley del aborto, la ley trans, la ley de amnistía. ¿Coincide con él?
–Totalmente, sí. Tenemos una buena relación de amistad ,pero cuando él comparece tanto en una breve entrevista, como a través de esta herramienta que es X, el Twitter, pues me agrada poder coincidir con él. No en las palabras, pero sí en la valoración, en la apreciación, a veces en la denuncia o en la propuesta amable y solemos coincidir. Me siento muy a gusto trabajando con alguien así.
–¿Están de acuerdo con Pedro Sánchez en que hay que reconstruir el debate político?
–Ciertamente, nos preocupa, por un cierto desgaste o una cierta deriva de algo tan importante como la administración de la cosa pública. No es igual que estemos hablando desde la crispación, desde la descalificación, más todavía cuando se utiliza la mentira como arma política. Esto preocupa porque la mentira nunca nos hace libres, nos hace libres la verdad. Y cuando tú estás en la trinchera de la mentira tratando de esquivar o de destruir a quien has juzgado enemigo, esto envicia y envenena lo que es la alta política, algo tan noble que los últimos Papas siempre han hablado de la política como una expresión de la caridad. Es una cosa enormemente noble porque en ello te va la supervivencia, en ello te va la serenidad, la convivencia y si tú, por el contrario, estás envenenando, estás haciendo tóxica la relación, el resultado es que es una especie de pulso, a ver quién gana o a ver quién antes destruye al que tiene enfrente, no el bien común que debería ser el horizonte.
–Veo que les preocupa...
–Nos preocupa que cuando se da la insidia, el enfrentamiento, cuando se reabren heridas, cuando en política se utiliza la mentira como moneda de cambio no estamos hablando de bien común, sino de otro tipo de intereses, más o menos espurios, que no son los que aparecen como razón de tu actuación, de tus palabras o de tus silencios.
–¿Los intereses de qué grupo de poder, qué lobby...?
–Si tú buscas el bien común de tus conciudadanos, tienes que utilizar el arma de la verdad, de un sano debate que viene a complementar, porque no tenemos un solo partido que esté en el gobierno de las cosas, son varios partidos. Y si tú no estás en un Parlamento para parlamentar, sino para agredir, insultar, para el 'y tú más', se hace una relación tóxica que no está a favor del bien común, sino de otros intereses, que puede ser el interés de tu poltrona en la que te asientas o en la que aspiras a sentarte. Pero ya no es el bien común, sino un lugar de poder, de control, de censura... y eso pues va mal, porque así no se hace la política, no redunda en el bien común.
–Pero ese frentismo lo estamos teniendo cada vez más acentuado por parte de todos, no es solamente el PSOE.
–No se trata de que tú invoques la reconstrucción, la reinvención de la política. No tienes que invocarla, tienes que practicarla y por tanto dar muestras, ofrecer manos tendidas y sobre todo sentarte a hablar con madurez y con altura de miras por el bien de una sociedad, porque no somos una isla. O sea, el escenario nacional está inscrito en un mapa internacional que no apunta buenas maneras.
–Ciertamente, da miedo.
–Si en esta vieja Europa nuestra, España está en este momento donde está y el continente está en el escenario internacional donde se está colocando, lógicamente tenemos una razonabilísima preocupación, como el Papa Francisco está repitiendo. En este momento sí que hay un intento de secularizar excluyentemente, o sea, no es que se nos permita la presencia dentro de un pluralismo deseable por otra parte, sino que se nos intenta erradicar o, como mucho, contenernos al ostracismo de alguna catacumba en la que no tendríamos voz ni visibilidad.
–Acaba usted de afearle al Gobierno su actitud respecto al tema de los abusos sexuales.
–Nosotros nunca hemos negado que también hemos delinquido en esta lacra terrible del crimen de los abusos de los más pequeños e inocentes, jamás. Es un problema social y es la entera sociedad, a veces muy hipócritamente, la que por una parte incentiva, frivoliza y permite que haya una amoralidad y por otra parte se rasga las vestiduras, focalizando únicamente en la Iglesia que estas cosas se den. Los abusos por parte de clérigos representan el 0,2% del total. ¿Les preocupa usar ese 0,2% como ariete contra la Iglesia o nos deberíamos preocupar más por los niños, por las víctimas? Porque si es así, tendremos que abordar también el 99,8% de los casos restantes. Es un exceso tendencioso que todo un Gobierno se fije en la Iglesia y la penalice con medidas judiciales, fiscales y mediáticas como si fuéramos los únicos. No somos los únicos y no somos los más. Por eso, porque nos preocupan las víctimas, abordemos en su conjunto cuáles son las causas para que esto se dé, en qué consiste la educación de una generación y de una sociedad que estamos propiciando.
–Cuestión educacional...
–Por una parte tú tienes leyes desde la ideología de género no respetas la antropología, donde confundes la identidad del hombre y la mujer, donde hay un feminismo empoderado que no aborda la verdadera lacra del machismo injusto que va contra la mujer. Es una amalgama de actitudes hipócritas o cínicas porque por una parte estás focalizando injustamente sobre la Iglesia un tema y por otra parte estás permitiendo esa frivolización, esa banalización de una sociedad que cada vez es más amoral y más confusa.
–Habla de amoralidad. ¿Está enferma nuestra sociedad?
–Mira, la amoralidad y la inmoralidad se distinguen porque la inmoralidad es hacer las cosas mal siendo consciente y la amoralidad es la de quien actúa habiendo perdido la conciencia. Es lo que Gilles Lipovetsky dice, que tenemos una ética amoral e indolora. Ahora bien, tú puedes hacer las cosas mal y que te duelan, por tanto tienes un atisbo de corrección, de conversión, pero si ha dejado ya de dolerte es que has perdido la conciencia de que lo estás haciendo mal y que estás haciendo y haciéndote daño, eso es la amoralidad, entonces es cuando una sociedad pierde la memoria y la conciencia.
–Creo que no está hablando sólo de los abusos...
–Ete es el escenario en el que estamos, también desde las tribunas políticas y desde algunas corrientes mediáticas que son, en el fondo, correas de transmisión lamentables, pues estamos propiciando una sociedad y una generación que crece así con esta confrontación y con esta contradicción interna.
–¿Infantilizados todos, pues, y sin capacidad moral?
–A veces se toman decisiones irreversibles, como estamos viendo con algunas leyes que tienen que ver con el género. Cuidado, porque tener una generación así es tener una generación manipulable. Y esta es la cuestión, porque no tienes a gente adulta, capaz de hacer un análisis, de hacer un discernimiento y eventualmente decir esto es justo, esto es injusto, esto está bien, esto es falso, esto es mentira, sino que has tenido una generación que la tienes completamente domesticada, anulada. Entonces es manipulable para tus intereses, vamos a lo del principio, para tus intereses de poder y de control de una entera sociedad.
–¿Cuándo ha hablado por última vez con Barbón?
–Con motivo del Día de la Delegación de Defensa. El acto estuvo muy bien y nos saludamos cordialmente. Me saludó con cordialidad y con cordialidad fue respondido.
–¿Se verán en septiembre en Covadonga, el día de la Santina?
–Él será nuevamente invitado, como hicimos con todas las autoridades y todas las instituciones, porque es un día, es el día de la Santina y al mismo tiempo el día de Asturias. Y tenemos esa cita en el santuario, en la Basílica. Siempre ha acudido.
–La última vez fue muy criticado desde su entorno político por acudir y así darle más altavoz a la homilía del arzobispo.
–Es verdad que hay gente de sus correligionarios que preferirían que no vaya, como lo han manifestado tantos otros y no solo de sus siglas políticas, sino adyacentes. Bueno, pues él verá lo que hace, tendrá que valorarlo. Cuando se le invita a una cosa tan emblemática y tan de nuestra larga tradición, él está representando a todos los asturianos, también los que, mayoritariamente, siendo católicos, le gusta ver a sus autoridades allí presentes. A mí me invitan a conciertos, a actos culturales, a presentaciones de libros y alguna competición deportiva y cuando voy no lo hago como el autor del libro o como el que está con la batuta dirigiendo la orquesta, ni me pongo la camiseta de uno de los dos equipos, sino que voy invitado por ser autoridad. Porque quienes me invitan juzgan que yo represento a un colectivo importante y les presta ver a ese representante en esa tribuna o en ese palco o en esa butaca. Y yo voy, sin que para ello tenga que reescribir la partitura, hacer un epílogo al libro o decir estoy con este equipo o con el otro. Voy representando y voy con moderación, con mesura, ponderadamente, y disfrutando, pues, de la ocasión que se me da, de saludar a la gente que allí también está y después para mi casa. Ya está.
–Por lo menos podrá plantearle que en Covadonga siguen sin solucionarse, tantos años después, los accesos, las salidas y el aparcamiento de un santuario que es también un atractivo turístico de primer orden, que cada año atrae a ¿un millón de turistas?
–Millón y medio. Hay un problema que, claro, nos tiene muy preocupados. Porque la diócesis, la Iglesia, sí que ha hecho propuestas y sí que ha presentado alternativas. No hablo de fe ni de simbolismo para los asturianos, que lo tiene. por supuesto.
–Si se apuesta por el turismo, lo mismo hay que solucionarlo ya.
–Es lo que propiciamos nosotros como Iglesia. Y el ámbito donde esto se resuelve, se debate, es el Real Patronato, del que forman parte la diócesis, el Principado, el Ayuntamiento de Cangas de Onís, y el propio Santuario, representado por el abad. Y no hablamos de un museo privado o de que queramos cambiarle el sistema a la basílica, sino del Real Sitio, emblemático por muchos motivos e identitario, donde comienza una historia y que para muchas personas tiene también un significado de fe. Es el punto de partida de Asturias como reino, de todo lo que se ha ido escribiendo en 1.300 años. Es como para decir 'vamos a cuidarlo'. Hay una dificultad de acceso y salida, y se han barajado varias soluciones. Y no ha prosperado ninguna. Por lo menos, se nos debe escuchar.
–¿Y no se les escucha?
–No, hasta ahora no, no. Hay un desdén, indiferencia o bloqueo. Si desprecias o eres indiferente, tenemos realmente un problema de entendimiento. Esto no sucede en Montserrat, no sucede en el Pilar de Zaragoza, ni en el Rocío. Y si además del significado religioso tiene otras razones identitarias importantes y es una fuente de ingresos para Asturias, hay que cuidarlo, no cabe el desdén, el bloqueo ni la indiferencia.
–¿Le preocupa la turistización del Santuario?
–Peregrinos y turistas son bienvenidos. El turista viene a ver lo que le llama la atención, hace fotos, varios selfies y se va. El peregrino acude con preguntas, con heridas, y encuentra un remanso de paz y la gracia que lo levanta. Bienvenidos son todos, y luego vienen las sorpresas, porque gente que viene de turista sale hecho un peregrino, pero los que van de peregrinos nunca salen como turistas.
–¿No hay solución para la Escolanía, que acaba de cerrar pese a su labor social?
–Sí, esa labor de 70 años era algo muy querido y muy deseado por parte del Santuario y de la Diócesis. Hemos intentado mantenerlo, yendo a colegios, a campamentos y a colectivos de familia para presentarles lo que estábamos haciendo, que era una formación escolar, una formación musical de bastante buen nivel y una formación cristiana de los chicos.
–¿Sin éxito?
–Esas visitas han tenido una nula consecuencia. Antes eran familias de muchos hijos, pero ahora, que hay menos niños y te dicen que es un internado, te responden que 'ay, creíamos que iban a cantar, nada más, el día de la Santina, en Navidad y en tridúo pascual'. Les aclaras que tienen que estar todos los días, en clase, y el fin de semana, por las misas, y entonces no quieren. Es decir, que el cierre de la Escolanía no lo hemos hecho nosotros, sino que la ha cerrado la sociedad, la vida. Ojalá que se pueda reabrir, por la labor preciosa que se ha hecho con los escolanos que han ido saliendo, que los tenemos dirigiendo orquestas y siendo buenísimas personas como gente de provecho. Algunos de ellos, por cierto, viniendo de situaciones familiares que son enormemente complicadas, y a los que la Escolanía les ha ayudado, les ha acompañado, les ha preservado. La Escolanía ha sido una entidad preciosa y, por tanto, el cierre lo hemos llorado todos, también nosotros.
–Este mes cumple mil años el monasterio de Cornellana. Y el Ayuntamiento pide cambiar el plan de usos para darle vida, por ejemplo, con un Parador.
–Mil años es algo no solamente reseñable, sino que tenemos que aprender de la historia de un espacio. Ahora, a las instituciones o fuerzas políticas que se dedican a organizar la casa ajena les diría que fuesen más cautos, porque podemos dialogar, y será enriquecedor, pero hay que tener en cuenta nuestros criterios.
–¿No le han comunicado estas propuestas?
–Conmigo no han hablado. Tenemos un departamento de patrimonio y cultura y es el que acompaña en el día a día algunas de estas iniciativas porque hemos tenido actuaciones de asociaciones culturales de lasque nos enteramos por la prensa ya a las que nos invitan tarde y casi de mala manera, así que acudimos con una representación discreta, con el párroco y nuestra delegada de patrimonio. Serán bienvenidas las iniciativas, pero no las injerencias. Las iniciativas las agradezco, dialogo, y les doy el cauce que corresponde.
–Hay mucho patrimonio en peligro, como Hermo, Obona, San Antolín de Bedón. Entiendo que no quiera injerencias, pero hay que actuar para evitar la ruina.
–Los paradores de las dos Cangas fueron monasterios. Los dominicos vendieron o cedieron Corias a la red de Paradores y parece que está funcionando muy bien y sigue teniendo una iglesia que es parroquia. El de San Pedro de Villanueva está cedido por una serie de años. No es impensable que ante el vacío y el deterioro un monasterio se pueda reconducir, temporalmente al menos, en algo que redunda en beneficio de la sociedad y evitar que se destruya. Esas iniciativas siempre serán bienvenidas.
–En otros, como Valdediós, renace una comunidad...
–Sí, que está reabriendo y retomando lo que es la tradición de la hospedería. No es un parador ni como tal lo planteamos. Esa pequeña comunidad que llegó en diciembre está retomando la habilitación del monasterio para que la gente que va con sus problemas, sus preguntas,con sus heridas pueda tener un lugar de paz, de silencio y de acompañamiento, de ayuda. Ójala que Cornellana y todos los demás pudieran recuperar este sentido, porque todos saldríamos ganando, pero no tengo monjes.
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