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Panorámica lateral del jardín de otoño con los arces palmatum japoneses en sintonía con las láminas ondulantes.

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Panorámica lateral del jardín de otoño con los arces palmatum japoneses en sintonía con las láminas ondulantes. ARCHIVO DE GISPASA

Los jardines de las cuatro estaciones del HUCA

Es uno de los pocos hospitales españoles que tiene espacios de este tipo interiores y exteriores de enorme interés

Rafael Suárez-Muñiz

Domingo, 5 de diciembre 2021, 10:10

Un interesante muestrario botánico es el que sostiene el excepcional organicismo del Hospital Universitario Central de Asturias. Decimos excepcional porque, para quien no lo sepa, en un hospital no se pueden tener plantas ni macetas ya que han de ser espacios estériles carentes de materia orgánica. Sin embargo, siguiendo la estela de aquel pionero intento de jardinería hospitalaria del ambulatorio El Parque-Somió de Gijón —del que sigue un patrón muy similar—, el HUCA es uno de los pocos hospitales en España que tiene unos jardines exteriores e interiores de enorme interés.

Los tres artífices del proyecto de jardinería interior y exterior del HUCA: Miguel Crespo, Rafael Ovalle y Jesús Menéndez, en el jardín de invierno con el abedular y el helechal tras ellos.

Entre febrero y mayo de 2014 se ejecutaron los cuatro patios [cerrados] existentes en el edificio principal para, bajo la asesoría y diseño del paisajista y viverista Rafael Ovalle (mismo autor de La Fonte Baxa), esquematizar cuatro jardines diferentes, uno en cada patio, cada uno con un diseño, con especies diferentes y uno para cada estación del año. Con él trabajaron mano a mano Jesús Menéndez (arquitecto de la Consejería de Sanidad) y Miguel Crespo de GISPASA (empresa pública dependiente de Hacienda encargada de hacer las reformas de los hospitales de Oviedo y Mieres). Debían estar terminados antes de inaugurar el hospital y que comenzasen a llegar pacientes. Cada jardín consta de 600 m2 y tienen una planta rectangular. «No queríamos que eso fueran patios muertos y, como lectura, era fácil para no perderse los usuarios con lo de los patios de cada estación», indica Jesús Menéndez. De oeste a este, o bien, de izquierda a derecha según miramos de frente a la fachada principal, encontraremos un orden establecido muy a propósito: invierno, otoño, verano y primavera.

La primera premisa con la que partió Ovalle fue el criterio de la sostenibilidad, ya que se trata de un ajardinamiento muy singular, no se pueden estar atendiendo continuamente salvo para las labores de poda, para que las copas de los árboles próximos a los muros del edificio no se dirijan hacia los mismos y comprometan los ventanales. Por otra parte, como lo que se hizo fue recrear la esencia del bosque natural asturiano y de su entorno (especies autóctonas, materiales constructivos y mineralógicos): son unos jardines que no tienen riego salvo si fuera necesario en determinados momentos del verano. «Es todo de jardinería vernácula para traer el paisaje asturiano a un jardín de hospital», sostiene Ovalle. Es decir, son jardines estacionales

sin apenas mantenimiento. Aunque falta aún darles el protagonismo que merecen: como señalizarlos, identificarlos e incluso aportar una panelería temática que enriquezca esta experiencia a fin de ser devuelto todo su potencial, presentan una codificación para reconocerlos y es que cada uno está definido por un color en fachada para contribuir a que los usuarios del hospital se sitúen más fácilmente.

El jardín de invierno presenta un diseño bastante compacto y la vegetación ocupa bastante el espacio. Aquí se dan cita unos 50 abedules entre los que se disponen algunas secciones de pizarra procedentes de los Oscos, así se propone un rico juego de contraste visual entre el delgado fuste blanco de los abedules y el negro de las pizarras. El suelo está cubierto de diferentes tipos de musgo y zoysias japónicas (hierba larga) que le confieren ese dinamismo y ese movimiento al jardín; en estos 7 años se ha visto cómo han tenido una gran capacidad tapizante y colonizadora de ese sotobosque. Las tres variedades de helechos autóctonos perennes y caducifolios se apoderan más si cabe del piso rastrero (Osmunda regalix, Dryopteris filix-mas, Polystichum setiferum). Un bosquete de acebos (Ilex aquifolium) para que las bayas rojas aporten colorido y movimiento, así como un enorme tronco de castaño muerto que tenía unos 500 años definen este patio. «Una de las ideas que nos transmitía Falo era el jardín en movimiento y ya hay diferencias claras de musgos tapizantes que han colonizado desde 2014» subraya Miguel Crespo, el arquitecto de GISPASA.

Arces japoneses rojos; jardín de primavera floreado; y jardín de verano con el sofá vegetal.
Imagen principal - Arces japoneses rojos; jardín de primavera floreado; y jardín de verano con el sofá vegetal.
Imagen secundaria 1 - Arces japoneses rojos; jardín de primavera floreado; y jardín de verano con el sofá vegetal.
Imagen secundaria 2 - Arces japoneses rojos; jardín de primavera floreado; y jardín de verano con el sofá vegetal.

El jardín de otoño, tematizado con el color rojo, presenta un espacio central más vacío, lo que favorece apreciar más las diferentes perspectivas del espacio interbloque. Rafael Ovalle quería plantar especies que tuvieran un otoño singular, como los arces japoneses (Acer palmatum disectum) de porte bajo y medio, así como 40 hayas (Fagus sylvatica y Fagus artropurpurea), para que entraran en escena las coloraciones rojas, verdes, amarillas, anaranjadas… En este jardín de otoño también hay acebos y helechos, pues son en cierto modo el denominador común como típico sotobosque umbrófilo asturiano.

El jardín de verano ofrece una plantación más laxa y una disposición más abierta. Se caracteriza por los enormes conos de jazmín que siempre se impacientan por mostrar sus flores blancas cuando las temperaturas experimentan un ascenso. Aquí se encuentran hortensias azules, diversos tipos de musgos y helechos, así como la zoysia japónica y la zoysia tenuifolia, que son

hierbas asiáticas largas y tapizantes. Como singularidad, el elemento material que presenta este patio es un banco, más bien un cómodo sofá acolchado, hecho a partir de un soporte con plantación de enredaderas.

En el jardín de primavera se plantaron cerezos japoneses (Prunus yedonensis, incisa, amanogawa y avium plena) normales y pendulares que tienden a conformar dos pérgolas vegetales con su caída del ramaje cual telón. Alcanzan su plenitud en esta estación y precisamente este jardín es al que da el área de pediatría, por mantener la analogía con el renacimiento y la vida. Nuevamente encontramos musgos, helechos, acebos y bolas de bojes que son ciertamente espectaculares y se mantienen en perfecto estado gracias a la labor de los implicados operarios de jardinería del hospital. También encontramos una sección de iris azules y composiciones de arbustos de flor azul (Ceanothus Repens) típicos de Oregón. El elemento singularizante no natural es un enorme nido con huevos gigantes.

No menos importancia tiene la potencia vegetal de la foresta perimetral del HUCA ya que compagina variedad, método e historia. El HUCA se asentó sobre el antiguo hospital psiquiátrico de La Cadellada, que era de la Diputación Provincial. Su configuración arquitectónica fue todo un ejemplo de ordenamiento funcional y de higienismo, de la mano del arquitecto ovetense Manuel Bobes Díaz, siguiendo las corrientes provenientes de Estados Unidos y de Centroeuropa. En 1926 se acometió un proyecto ejemplar muy ambicioso, capaz para 700 pacientes, que se alejaba de los encierros manicomiales inspirándose en los manicomios «open door» que en la década de 1920 existían por Europa.

El estallido de la Guerra Civil, los severos daños causados por hallarse en primera línea de frente y las desavenencias con los organismos provinciales hicieron reformular y ajustar el proyecto, que terminó contando con 12 pabellones, y obras diversas en 1930 y 1942, que continuaría su hijo, Bobes Ortiz, desde 1946.

Arbolado original de la época eran los bojes, los castaños de Indias y los falsos plátanos, el que se estaba difundiendo por las ciudades europeas como arbolado de alineación y de sombra. Se pueden ver aún los resultados de las podas que los enfermos realizaban a modo de taller y les han conferido esa característica forma curva a sus gruesas ramas horizontales. «Ya se empleaba como jardinería terapéutica» apostilla Jesús Menéndez. En efecto, lo mismo que se pretende ahora con los espacios internos y externos del HUCA.

El equipo director de las obras realizó un amplio y pormenorizado estudio de todo el arbolado existente en la finca, lo que convenía rescatar, lo que estaba mal y lo podría sanearse. Había unas 1.000 unidades en 2004 cuando hicieron el estudio. Sacaron de su sitio toda la vegetación salvada e hicieron una especie de vivero, en 2005, en la parte posterior del HUCA. Del vivero se replantaron 252 unidades del arbolado original en la primavera de 2014 con el hospital ya hecho y se vio que 10 años de cuidados y vigilancia habían dado sus frutos.

Bosquete de los 11 falsos plátanos occidentales centenarios al oeste del HUCA.

Para devolver los vetustos aires modernizados de la jardinería en tiempos del psiquiátrico, se realizaron varios paseos de castaños de Indias (entre la capilla de La Cadellada y la puerta principal del HUCA) y de cerezos japoneses desde la rotonda derecha pasando el aparcamiento, a lo largo de las parcelas orientales y meridionales. Siguiendo con la intención de crear un anillo verde, se realizó una larga hilera de falsos plátanos por el borde norte.

También se implementó un buen número de cubiertas verdes para solucionar la techumbre de los aparcamientos bajo rasante. Con los 11 falsos plátanos centenarios se hizo u bosquete en el extremo oeste del hospital, junto a los dedos, y con los bojes se hizo lo mismo.

Estas 25 variedades de plantas, arbustos y árboles que integran los jardines de las cuatro estaciones amén de facilitar la ubicación dentro del edificio: cumplen una función terapéutica para la rutina visual, es un detergente para las áreas de ingreso y para las estancias de laboratorios. Sin duda merecen ser puestos en valor y extensificar su conocimiento.

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