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La colección de bonsáis de Cris Magide en Candás

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La colección de bonsáis de Cris Magide en Candás Rafael Suárez-Muñiz

Cris Magide, la madre de los bonsáis

Esta joven de 31 años atesora la mayor cantidad de árboles enanos de Asturias, por los que siente verdadera pasión

Rafael Suárez-Muñiz

Domingo, 12 de diciembre 2021, 11:58

Con solo 31 años, Cris Magide es capaz de sintetizar y transmitir una pasión embriagadora por el mundo del bonsái. Se necesita savia nueva en todos los órdenes y sectores y ella es otro caso similar al de Miguel Rodríguez en The Garden Molleda. Esta joven atesora la mayor colección de árboles enanos de Asturias. Comenzó esta aventura hace 7 años y ahora «puede haber camino de 300 bonsáis o más, invierto casi una hora de riego», asevera. Sabe todo, todo lo que se pueda saber de bonsáis, de especies, procedencias, técnicas de cultivo, criterios de poda, diseño morfológico, tratamientos, abonos especiales… todo.

Cris Magide posa ante algunos de sus bonsáis y prebonsáis ya trabajados.

Ahora está en plena mudanza, de tener esta inmensa colección en Candás a llevársela a Gozón de Laviana. Entre toda su colección cuenta con esquejes, prebonsáis y bonsáis. Es impactante su poder multiplicador. Los prebonsáis son el proyecto y la antesala al bonsái, son más manejables y es donde se incide para definir su forma futura. Los cuidados se diferencian de los definitivos en que se les aporta más cantidad de sustrato, se les quitan raíces gruesas que no necesitan porque ya se le dan aportes (se nutren con las más finas), se les abona, se podan con la forma que queramos, domesticamos su fisionomía a partir del alambrado para conseguir torsiones inocuas, se les ponen cuñas y se les cambia la exposición al sol para que vayan en una determinada dirección, etc.

Un manzano y un alcornoque
Imagen secundaria 1 - Un manzano y un alcornoque
Imagen secundaria 2 - Un manzano y un alcornoque

Su móvil: «es tan bonito ver cómo crecen y evolucionan las cosas… Todo lo que podía intentar averiguar: todo lo busqué». Me nutrí inicialmente de un coleccionista que hay en Candás y con Gabriel Romero en Barcelona. Por hacer alguna analogía: Cris se encarga desde hace unos años de cuidar los bonsáis del Jardín Botánico de Gijón, quienes contactaron con ella a partir de una entrevista en los medios. Es digna de encomio su faceta emprendedora. Ella es la responsable de la empresa Bonsái Astur. Trabaja principalmente con la escuela, también gestiona una tienda online y desde comienzos de año tendrá un tienda física tanto de árboles como de herramientas y abonos específicos para bonsáis. Cada vez que poda: saca esquejes y los reproduce. Otros los encuentra de caminata, por ejemplo, en entornos de pinares, cuyas piñas caen a los caminos y carreteras, sus semillas brotan y aparecen nuevos arbolitos. Los saca de la tierra de un tamaño diminuto y los pasa a maceta. «Rescato vidas de las cunetas».

Una sabina rastrera y un junípero rígido del Jardín Botánico
Imagen secundaria 1 - Una sabina rastrera y un junípero rígido del Jardín Botánico
Imagen secundaria 2 - Una sabina rastrera y un junípero rígido del Jardín Botánico

Su colección es tan amplia y variada como realista. «Siempre tengo árboles autóctonos o del hemisferio norte». Cris Magide prefiere ir sobre seguro y no jugársela con los cuidados de especies muy exóticas y vulnerables. Ella los tiene fuera, en una parcela en el exterior, sin ningún tipo de protección, al natural. Esta aclimatación es lo mejor para ellos, para su autoresistencia, marcando mejor así el patrón de las estaciones donde las vivirán con más potencia. En contra del mito que considera los bonsáis como árboles enanos: Cris tiene árboles que van desde los 5 cm hasta 1,20 metro de alto.

Vista parcial de la colección de bonsáis de Cris Magide en Candás. Magide efectuando labores de cuidado y mantenimiento de los bonsáis del Jardín Botánico de Gijón.
Imagen secundaria 1 - Vista parcial de la colección de bonsáis de Cris Magide en Candás. Magide efectuando labores de cuidado y mantenimiento de los bonsáis del Jardín Botánico de Gijón.
Imagen secundaria 2 - Vista parcial de la colección de bonsáis de Cris Magide en Candás. Magide efectuando labores de cuidado y mantenimiento de los bonsáis del Jardín Botánico de Gijón.

Tiene especies de todo tipo. Frutales silvestres como avellanos, castaños, higueras, manzanos y perales. Abundan las coníferas caducifolias: robles, juníperos, tejos, fresnos, hayas, pinos silvestres, abedules —su especie favorita—, sabinas, encinas, alcornoques… Por tener diferentes procedencias, cabe destacar el abeto rojo (Picea abies nidiformis) de Noruega, el ginkgo biloba Chino, arces japoneses, un role americano, un olmo chino, cerezos de Santa Lucía y los mirtos del Mediterráneo. También tiene bojes en bonsái. El ejemplar más raro es el olmo variegado que brota enteramente blanco y es muy espectacular. Otro de sus proyectos más ilusionantes y posiblemente sea algo único es un eucalipto bonsái.

«El más antiguo que tengo tendrá unos 100-120 años», es una sabina procedente de un vivero de Barcelona y un quejigo o roble carrasqueño (Quercus faginea) que tiene 80 años y es natural de las regiones más áridas de la península Ibérica.

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