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La decisión de Adrián Barbón de unir bajo un mismo paraguas la Consejería de Derechos Sociales y Bienestar con la hasta ahora viceconsejería de Cultura, Política Llingüística y Deporte, para crear una macroconsejería, fue ayer criticada duramente por todo el arco parlamentario, incluido su ... socio de gobierno. IU-Convocatoria por Asturias saluda la creación de una Consejería de Cultura ya que reconoce que era una «anomalía» que no tuviera este rango, pero no oculta ni sus dudas sobre la eficiencia de la nueva macroconsejería ni mucho menos el fuerte malestar que existe en el seno de la coalición con el PSOE por haber adoptado tal decisión de forma unilateral. «Creemos que en un Gobierno de coalición hay que contar con los socios y es necesario tener un diálogo mucho más fluido», reclamó Vegas, al tiempo que solicita una reunión entre el presidente del Principado y secretario general de la FSA, Adrián Barbón, y el consejero de Vivienda y líder de Convocatoria por Asturias, Ovidio Zapico, para abordar «esta pequeña crisis».
Vegas rechaza que lo ocurrido ponga en peligro la coalición, pero sí deja un aviso a navegantes: «El acuerdo de coalición lo pone en riesgo quien toma decisiones unilaterales». El diputado desmiente además a Adrián Barbón y niega que mantener una estructura de sólo diez consejerías fuera parte del pacto suscrito al inicio de la legislatura. Sí entiende que lo era la estructura de gobierno diseñada y no sólo el reparto de competencias, como sostiene Barbón, por lo que cree que debería haber consultado cualquier modificación sobre la misma. Asegura incluso que la coalición «no se hubiera opuesto a una estructura de 11 o 12 consejerías si el reparto de competencias se hace con criterios de racionalidad», algo que Vegas opina que no existe en el nuevo departamento, «por mucho que Barbón diga ahora que se trata de competencias que tienen relación». Vegas, quien independientemente de estas críticas quiso mostrar su apoyo total a la figura de la nueva consejera, Vanessa Gutiérrez, también calificó de «torpeza» por parte del líder socialista anunciar la remodelación en la sede de la FSA y avisar «quince minutos antes» al socio de Gobierno. «Bonito no queda», resolvió.
El desencuentro público entre el PSOE e IU-Convocatoria por Asturias no hizo más que alimentar las críticas de la oposición que, además de calificar la decisión de Barbón de «rocambolesca», «absoluto despropósito» y un «sin sentido», entiende que deja al descubierto un Gobierno de coalición «cada vez más deteriorado». El portavoz del PP en la Junta General, Álvaro Queipo, comparte con Barbón que «Asturias demanda un cambio, ya que lleva años en el inmovilismo», pero no el resto de su argumentario. «Dice que existía una disfuncionalidad en su Gobierno, cuando la única que había es el incumplimiento por su parte de las competencias que él mismo se había dado, y que estaban sin atender; está sumido en el caos y el descontrol, y hasta reconoce que mezcla en las consejerías materias que nada tienen que ver», observa Queipo, quien cree que «no es razonable» unir ahora áreas como Derechos Sociales con Cultura y asegura que si se hubiera planteado la división en dos consejerías el PP no lo hubiera criticado.
El también presidente del PP cree que lo ocurrido no es más que un nuevo ejemplo del «juego de tronos públicos del PSOE que Asturias lleva sufriendo desde hace cuarenta años». «Un exconsejero de Barbón va del Senado a la presidencia de Hunosa y lo sustituye en la Cámara Alta la consejera ahora cesada; y se ocupa también de la reagrupación familiar creando un nuevo alto cargo en el Principado para un ex asesor ni más ni menos que del ministro Bolaños. Asturias no puede convertirse en el refugio de políticos sanchistas», advierte, en clara referencia al fichaje de Rafael Oñate.
Vox también quiso ayer hurgar en la herida abierta y criticó al PSOE que «cambie materias de una consejería a otra como si se trataran de cromos» y que, además, tome decisiones «unilaterales sin tener en cuenta a su socio de gobierno», convirtiéndose «en el gobierno de los 'Pimpinela'». «Hace escasos seis meses, ellos anunciaban que daban mucha importancia a Cultura y por eso dependía de Presidencia y ahora la pasan a una Consejería de Derechos Sociales, que no tiene ningún tipo de relación», criticó.
No menos dura fue la diputada de Podemos, Covadonga Tomé, quien si bien reconoce la necesidad de que Cultura adquiriera el rango de consejería, ve un «absoluto despropósito» que se una a Derechos Sociales. «No tiene ni pies ni cabeza», llegó a decir Tomé, quien también ve una «falta de lealtad absoluta» del PSOE hacia sus socios de Gobierno. «Es un Gobierno en el que unos toman las decisiones y los otros van a rebufo», lamentó.
Desde Foro, el portavoz, Adrián Pumares, insta al PSOE a rectificar porque, entiende, las explicaciones que ha dado Adrián Barbón «no tienen ningún sentido ni convencen a nadie». «Lo fía todo a la improvisación, el Gobierno de coalición da síntomas de agotamiento», sentencia.
El único apoyo llega por parte del PSOE. «Después de la experiencia de estos meses de legislatura, el presidente ha considerado oportuno hacer cambios en la estructura del Gobierno para reforzar determinadas funciones y fortalecer dos áreas fundamentales como son la cultura y los derechos sociales, y dar así mayor efectividad a la acción de Gobierno», valora Dolores Carcedo.
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