Enol Alonso
Las Regueras
Lunes, 10 de abril 2023, 01:15
El sábado por la tarde Las Regueras se convirtió en una especie de infierno. La llamas amenazaron con devorar las localidades de Pereda, Soto, Bolgues y Las Ablanosas y obligó a los vecinos a combatir el fuego por sus propios medios. En Pereda, donde aún ... se podían encontrar algunos rescoldos en los márgenes del camino, Esteban Suárez contemplaba el bosque calcinado sin dar crédito a lo que había sucedido: «Pasamos mucho miedo. Sacamos el ganado y la maquinaria de las fincas porque pensamos que se iban a quemar. Tratamos de apagar el fuego con mangueras, pero no se controló hasta las tantas de la mañana. Algunas casas se salvaron de milagro».
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Una de esas viviendas fue la de Salomé Fernándes, una vecina que vio cómo el fuego llegó hasta la puerta de casa. «A las tres de la tarde mi marido me avisó de que había fuego. Estuvimos todo el día muy nerviosos porque las llamas estaban muy cerca, así que mojamos las fincas para tratar de que no avanzaran».
Para Marcos Espina, vecino de Tresperana, el incendio también estuvo a punto de tener consecuencias dramáticas. Pasadas las dos de la tarde, Espina se percató de las llamas y rápidamente se dirigió a su cuadra para sacar a los animales, momento en el que se dio cuenta de que el incendio no tenía un único foco: «A las 14.30 vimos fuego y subimos a la cuadra, pero cuando echamos fuera el ganado nos dimos cuenta de que había dos focos más». Espina, junto con más vecinos de la zona, comenzaron a combatir el fuego con agua, pero la falta de rebosaderos complicó las labores de extinción: «Unos cinco kilómetros de fuego lo cortamos los vecinos porque conocíamos la zona. Los agricultores y ganaderos podríamos llegar a apagar los fuegos, pero no hay lugar donde coger agua. Nos deberían dar permiso para crear rebosaderos porque hay muchos arroyos donde cargar agua, pero no se nos permite».
Abel González, vecino de Alcedo, compartió la opinión de Espina: «Una simple balsa donde no haya piedras serviría, porque las piedras estropean las bombas de las cisternas y cada una cuesta unos 3.000 euros». González pasó horas combatiendo el fuego junto con otros vecinos para evitar que el incendio se propagara más allá del llano de Piedrafita. Utilizaron tractores con cubas de agua para sofocar las llamas y cortaron algunos pinos para convertir el camino en un cortafuegos improvisado. A unos 50 metros había un verdadero cortafuegos, casi enterrado por la maleza: «Hace por lo menos 15 años que no se limpia, y encima no nos dejan hacerlo a nosotros», criticó González, quien también recordó que para combatir el fuego los vecinos habían dejado de lado sus obligaciones diarias: «Estábamos haciendo rollos de hierba y ahora el material ya no vale».
El incendio de Las Regueras pudo tener consecuencias dramáticas, pero los vecinos frenaron lo que pudo ser una tragedia.
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