O. ESTEBAN
GIJÓN.
Lunes, 26 de julio 2021, 01:00
Inspectora de «mano de hierro», feminista, investigadora, firme defensora de la educación pública, Carmen Suárez (Gijón, 1953) no ha disfrutado de la primera etapa de la jubilación como estaba previsto. Aceptó cambiar descanso por Consejería de Educación sin poder imaginar lo que se avecinaba: gestionar ... la etapa más complicada de la historia. Dos años han sido suficientes. Dos años que han marcado y la han marcado. Dicen que es una persona fuerte, pero todo lo vivido hizo que, recientemente, se emocionara en público al hablar del «ejemplo vital» que han dado los alumnos en este curso de mascarillas y distancias. Lloraba tras unas gafas oscuras que la protegían de una reciente cirugía pese a la cual rechazó quedarse de baja.
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Licenciada en Filosofía y Letras, Suárez es doctora en Historia e investigadora feminista, ámbito en el que ha publicado varios trabajos y comisariado algunas exposiciones. Forma parte, además, de la Asociación Feminista Clara Campoamor y la Liga Internacional de Mujeres por la Paz.
Cuando llegó hace justo dos años a su cargo, relevando a Genaro Alonso, prometió «trabajar con ganas e ilusión», con el propósito de «mejorar cosas en Educación». Tenía mucho trabajo por delante: reducir la tasa de interinidad, mejorar las cifras de la FP Dual, afrontar las urgentes mejoras de los centros... Pero mucho de eso quedó en el camino.
El primer curso bajo su responsabilidad, el 2019-2020, arrancó bajo el «caos organizativo», denunciaron los sindicatos, básicamente por problemas en el transporte escolar. Al poco, UGT y ANPE se encararon en la consejería por la paralización de la evaluación docente. Y a partir de ahí fue un suma y sigue.
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Pese a su constante «buen tono» en los debates de la Junta General del Principado, la oposición ya era firme, dentro y fuera. Hace ahora un año el equipo se rompía. Hasta cuatro relevos en las direcciones generales ha habido y cambio en el jefatura de gabinete. Hay quien dice que Carmen Suárez no ha contado con un equipo que la ayudara a llevar adelante sus objetivos. Hay quien, por contra, mantiene que ella no ha sabido liderar el equipo ni gestionar el histórico momento. En cualquier caso, su amplia trayectoria profesional y su trato cercano no consiguieron reconducir la situación. Las instrucciones de inicio del pasado curso, que llegaron demasiado tarde y su comentario sobre la «comprensión» de los docentes de dichas instrucciones, acabaron por romper la relación con la plantilla docente.
«Juntos hemos sido más fuertes, así que, entre tanta ansiedad, me quedo con lo positivo», decía hace poco a las familias. Ya era, sin duda, su despedida.
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