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Marcelino Gutiérrez, en la entrega de los premios EL COMERCIO. DANIEL MORA
El infatigable orfebre de la noticia
Marcelino Gutiérrez Periodista

El infatigable orfebre de la noticia

Director de EL COMERCIO desde 2016 y hasta su repentina muerte en septiembre de 2023, fue «un referente del periodismo de calidad, veraz y comprometido»

Chelo Tuya

Gijón

Domingo, 8 de septiembre 2024, 02:00

«Entregado a su oficio, se convirtió en un referente del periodismo de calidad, veraz y comprometido con su tierra». No estaría cómodo hoy Marcelino Gutiérrez. Y no porque para aquel guaje que nació en San Martín del Rey Aurelio en 1975 no fuera un honor recibir la Medalla de Asturias, la que le concede el Gobierno del Principado con la semblanza que da inicio a esta información. No estaría cómodo hoy Marcelino Gutiérrez, Marce, porque él, con lo que disfrutaba, para lo que nació y vivió fue para dar noticias. Nunca para serlo.

El hombre tímido que se ocultaba tras sus gafas y que se llevaba a todos a su terreno con su bajo tono de voz, fue periodista por vocación y profesión. A esta casa, a EL COMERCIO, llegó un buen día de 1998 tras licenciarse como periodista en la Universidad Pontificia de Salamanca. Sin prisa, pero sin pausa, con su infatigable, incansable, continuo ritmo de trabajo, en 2016 se convirtió en el director más joven del decano de la prensa asturiana.

En el único que había pasado por todas las etapas y todas las áreas de esta casa antes de llevar el máximo título del periódico: director. Un título como premio no sólo a la intensidad que le puso siempre al trabajo, sino también a esa cualidad suya de búsqueda permanente de la excelencia, esa cualidad de orfebre de la noticia.

Porque así trabajó Marce desde su entrada en El COMERCIO. Confirmar, reconfirmar y autentificar la información y repasar y repasar y repasar (y hasta el infinito y más allá) lo escrito antes de darle salida, fue su forma de trabajo desde su llegada. Una condición la suya que hizo que, en menos y nada, se pusiera al frente de una incipiente sección de Oriente, que él convirtió en edición y por la quedó vinculado, de por vida y por amor, a Llanes.

Tras la etapa llanisca llegó el salto al centro base de este periódico. A la sede gijonesa volvió y en 2003 ya dirigía la, entonces, macro sección de Gijón-Asturias. De su mano llegó, también, la reorganización de la información de los diferentes concejos. Ahí se vio su visión global de una región que conocía como la palma de su mano. La que mamó desde San Martín del Rey Aurelio. Desde Urbiés, en Mieres, en cuya escuela rural estudió hasta los once años. Desde El Entrego, donde fue alumno de la Sagrada Familia. Y desde La Felguera, en cuya escuela de los Dominicos culminó sus estudios preuniversitarios.

Y, al igual que la estructura de la información comarcal, de su mano vino el máximo impulso a la edición digital. Tan veraz es decir que EL COMERCIO fue, en 1995, el primer medio en sumar a su edición en papel la información digital, como asegurar que, fue en 2010, con el nombramiento de Marce como jefe de Edición e Internet, cuando la web del periódico alcanzó velocidad de crucero.

Su batuta marcó un tempo 'allegro' para impulsar la renovación de los contenidos digitales de EL COMERCIO-LA VOZ DE AVILÉS. Durante esta etapa formó parte del equipo de Vocento que puso en marcha las nuevas áreas digitales y rediseñó los portales de las distintas cabeceras regionales del grupo de comunicación. Y en un ritmo non stop, el suyo, que tenía como combustible el café y el tabaco, también llevó a cabo tareas de coordinación de la multimedia del diario. Fue además, durante todos estos años, colaborador en diversos programas de radio y televisión en Asturias... Hasta que en 2016 el entonces director Íñigo Noriega le cedió el puesto.

Y Marcelino Gutiérrez, Marce, el hijo de José Ramón (cuya pronta muerte, en 2020, le noqueó) y Tinina, el hermano mayor de Ana Vanessa Gutiérrez (la hoy consejera de Cultura, Política Llingüística y Deporte), el marido y el padre de las dos Luz de su vida (de su hija hablaba con total admiración), el compañero más que jefe, el hombre tímido que se ocultaba tras sus gafas y que se llevaba a todos a su terreno con su bajo tono de voz se convirtió en el séptimo director de EL COMERCIO.

En el ocupante de una cabecera en la que antes habían figurado Julián Ayesta, Alfredo García 'Adeflor', Francisco Carantoña, Juan Mari Gastaca, Juan Carlos Martínez Gauna e Íñigo Noriega. Lo hizo desde febrero de 2016 y hasta el 24 de septiembre de 2023.

«O periodista, o nada»

En la madrugada de ese domingo, cuando no hacía ni una hora que había dejado la sede de EL COMERCIO, porque Marce siempre estaba aunque no le tocara estar, su corazón se paró. Una muerte tan repentina como cruel, que dejó enmudecida y triste a una Redacción, la suya, siempre ruidosa y alegre.

Y de repente, como cuando se levanta la niebla, la figura de Marcelino Gutiérrez se vio con toda nitidez. Ya no se podía ocultar tras sus gafas ni silenciar su valía con el bajo tono de su voz. El orfebre de la noticia que sembró cada día, casi cada hora de su vida, la semilla de la información veraz, cosechó reconocimientos, halagos y testimonios de su incansable labor.

«O periodista, o nada», recuerda su hermana que Marce decía siempre. Y eso fue. Casi parece escrita para él esta estrofa de la 'Niña de agua' de Ana Belén: «Desde el alba dispuesta hasta la aurora. Descubres todo y todo te impresiona. Del perro hasta la hormiga laboriosa. La vida a veces luz y a veces sombra».

Y, como la niña de agua, Marce, el hombre tímido que se ocultaba tras sus gafas y que se llevaba a todos a su terreno con su bajo tono de voz, nunca sabrá sumar cuánto le queremos. Ni cuánto le echamos de menos.

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