Incendios en Asturias

Los pueblos Vaqueiros, en la línea de fuego

La angustia al despertar es, esta mañana, general en el Occidente, como en el resto de Asturias. O al menos para quien haya podido dormir. Y es que, son muchos los vecinos que han pasado «la noche en vela», viendo como las llamas se acercaban a sus casas. Es el caso de los habitantes de Aristébano, Caborno, Leiriella y Paredes, una zona fronteriza entre Valdés y Tineo que se convirtió, la pasada noche, en un auténtica línea de fuego.

Los profesionales dieron la batalla y desalojaron, durante la noche, alrededor de una veintena de personas en los núcleos de Aristébano y Caborno hacia Leiriella. Bomberos, Guardia Civil, vecinos, Ayuntamiento y Protección Civil, «todos a una», se organizaban para garantizar la seguridad de los evacuados, entre los que se encontraban varios menores. «Una agente de la Guardia Civil está jugando con ellos y entreteniéndoles, mientras se ve que pasa y si es necesario trasladarles a otro sitio», apuntaban los voluntarios. Era alrededor de la medianoche cuando llegaron los refuerzos de la UME.

«Fue una noche larga», reconoce el alcalde valdesano, Óscar Pérez, que desde primera hora de esta mañana se encuentra, de nuevo, sobre el terreno. «El parte meteorológico no es favorable en los próximos dos días, así que, continuará la lucha contra este terrible incendio que está poniendo en jaque varias localidades valdesanas», lamenta.

Durante la noche el fuego rodeó completamente el pueblo de Escardén, en Tineo, y llegó hasta unos 200 metros de las viviendas de Paredes, afectando en mayor grado a Ovienes. «Que miedo, y qué dolor ver arder el monte», acertaban a expresar algunos vecinos, entre la pena. Las labores de extinción, en las que ayudan los ganaderos de la zona con las cubas, continúan a esta hora. A la espera de poder reabrirse pronto la carretera hacia Aristébano.

Tras ser desalojados la pasada noche, los vecinos de Aristébano amanecieron con el disgusto por la pérdida de la especial Ermita de la Divina Pastora. También conocida como la capilla de Aristébano, el símbolo vaqueiro levantado por los vecinos, en 1961, quedó calcinado, al paso de los incendios que asolan estos días la región. Se cree que una chispa fue la causante del fuego «que poco a poco fue consumiendo el techo de la ermita», a la que los vecinos no pudieron proteger.

«Es una tragedia porque ahí esta la madera y la pizarra original del año 1961. La ermita la levantaron los vecinos, y los primeros fundadores de la Vaqueirada. Aunque las placas y las imágenes se han logrado salvar, se van muchos recuerdos. Se han perdido para siempre», lamentaba José Luis Rodríguez, presidente del Consejo rector de la Vaqueirada.

La de ayer fue para él, y el resto de la organización, una noche difícil. «Todos los vecinos de Aristébano y Caborno fueron desalojados. Nadie pude ver nada, y las condiciones de humo tampoco lo permitían. Allí en el pueblo tenemos también otro local, de un vecino, donde guardamos los enseres de la boda: el carro, de mas de un siglo de antigüedad, las ropas, el colchón, etc. Temíamos por ello también», explica Rodríguez.

Aunque los vecinos ya han podido volver al pueblo, la carretera aún sigue cortada por precaución, «porque puede producirse alguna fana, dado lo seco del terreno», explica Rodríguez, también concejal independiente del Ayuntamiento valdesano. Por su parte, el alcalde, Óscar Pérez, sigue en primera línea, pendiente «de dos lenguas de fuego que avanzan hacia el alto de Pandarboso y el Valle de Paredes». «Más allá del susto y la confusión no hay que lamentar daños físicos de ningún vecino ni operario. En lo referente a agravios materiales es difícil tener una evaluación precisa pero no hay confirmación de casas destruidas en los núcleos de población. Desgraciadamente, la cubierta de la Capilla de La Vaqueirada ha sufrido daños por el fuego. Encontraremos soluciones para una restauración rápida dado el enorme valor sentimental», aseveró.

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