«Cuando estabilizamos el fuego de Valdés, dieron aviso de incendios desde la carretera»

«Fueron unas jornadas muy duras, con mucho peligro para los bomberos y para los vecinos, sobre todo en el incendio de Valdés». Óscar Rodríguez, gerente del Servicio de Emergencias del Principado (SEPA) acumula más de treinta años de experiencia en fuegos y ayer dejó claro que lo que ha vivido Asturias en los últimos cuatro días «fue excepcional».

Y no solo por la media de 3.500 llamadas diarias que recibió el 112, sino por lo ocurrido con los fuegos. «A las cuatro de la tarde del viernes teníamos el incendio de Valdés controlado. Por efecto del viento, la cabeza comenzó a propagarse, pero, qué casualidad, en San Pedro de Paredes, muy distante de la cabeza, dieron fuego desde la carretera».

En ese momento «el incendio comenzó a propagarse exponencialmente, poniendo en riesgo al equipo que teníamos trabajando en Busindre, haciendo labores defensivas de la cabeza del incendio que venía frente a ellos». También quedaron atrapados los bomberos «que estaban en Inverniego, porque es un pueblo que solo tiene un acceso para vehículos». En ese pueblo hubo la gran crisis. «Nos faltaba una señora, que había salido a por el ganado y no la encontrábamos. Hasta una hora y media después no pudimos meter medios allí».

Y mientras tanto «en Trevías, a unos kilómetros más abajo, fuego de abajo para arriba desde Balsera» y, a la vez, «del otro lado de la carretera nacional 634, en diagonal al fuego encendido en Balsera, arranca otro en Ranón». Y por si fuera poco «a los cinco minutos, en San Cristóbal, fuego al otro lado de la autovía». Una situación desesperada contra la que, dijo «poco se puede hacer».

El consejero de Medio Rural, Alejandro Calvo, defendió «los planes de prevención que hemos llevado a cabo desde el Principado», pero, como sentenció Barbón, «si ni el mayor cortafuegos que puede ver, la autovía, funcionó, nada pudo hacerlo».