Uno de los implicados en la pelea del sábado ya había sido condenado por apuñalar a un hermano

Los dos implicados en la pelea que la madrugada del sábado tuvo lugar en la plaza de La Ribera, en Luanco, durante el carnaval de verano han sido puesto en libertad tras recibir el alta hospitalaria. Ambos necesitaron asistencia médica debido a la gravedad de las heridas que presentaban, ya que uno de ellos fue atacado con un arma blanca durante la disputa.

El intercambio de golpes tuvo lugar en torno a las cuatro y media de la madrugada. Los dos hombres, un vecino de Luanco y otro de Madrid, aunque residente en Gijón, se pelearon en el entorno de la plaza de La Ribera. Al parecer, según relatan los testigos, ambos habrían tenido ya una disputa previa, de la que el luanquín salió muy mal parado. Fue en un segundo encuentro cuando, al verse superado por su adversario decidió atacarlo con una navaja multiusos de unos cinco centímetros, propinándole varias puñaladas en el hombro, el muslo y el costado.

Ambos fueron detenidos y trasladados al Hospital San Agustín, aunque debido a la gravedad de sus lesiones el luanquín tuvo que ser derivado al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA).

Al parecer, el agresor cuenta con antecedentes penales por un hecho parecido, ya que según ha podido saber EL COMERCIO, el varón, ya habría cumplido condena por una agresión con arma blanca a un hermano hace varios años.

El carnaval de verano superó todas las previsiones posibles, a pesar de estar suspendido. Además de la pelea, Guardia Civil, Policía Local y Protección Civil tuvieron que evitar numerosas aglomeraciones durante la noche. La primera intervención tuvo lugar a las doce y media, cuando disolvieron un botellón de unas 200 personas en la calle de Ramón Pérez de Ayala. Tan solo media hora después, actuaban en las inmediaciones de la calle Salvador Escandón, donde había otros 300 jóvenes. A las 2.30 horas, desalojaron a otro millar de la plazoleta de Cristal.

Pasadas de las tres de la madrugada, con todos los locales ya cerrados, la situación fue a más. Cientos de personas comenzaron a congregarse en el paseo de la playa, dando lugar a un macrobotellón que obligó a la Guardia Civil a intervenir hasta en dos ocasiones. A las 3.30 horas, cuando contabilizaron entre 1.300 y 1.500 jóvenes, y otra vez a las 6.30, cuando la cifra superó los 2.000.