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Ignacio Blanco (Gijón, 1971) no solo renuncia a repetir como candidato de Vox a la Presidencia del Principado sino que, en cuestión de días, entregará su acta como diputado y dimitirá como presidente del partido para evitar restar protagonismo a quienes cojan las riendas del ... proyecto. Destaca de su labor al frente de Vox la campaña contra la oficialidad que, en su opinión, fue «decisiva» para frenar la reforma del Estatuto de Autonomía y asegura que deja al partido «fuerte» para afrontar los próximos comicios. Ve posibilidades de alcanzar un Gobierno de coalición PP-Vox
-Acaba de anunciar que no repetirá como candidato a las elecciones de 2023 y alega motivos profesionales y personales. ¿Podría concretar algo más?
-Soy el único parlamentario con dedicación parcial. He venido compaginando mi labor política con la actividad de mi despacho de abogado, que nunca me planteé cerrar, lo que me ha obligado durante estos años a repartir mi tiempo entre la política y mi trabajo, quitándoselo a mi familia y a mi vida personal. Entiendo que, llegado a este un punto, el servicio ya está prestado y el esfuerzo hecho, y ahora toca recuperar mi vida. Esos son los motivos y así se los expliqué el pasado mes de julio al presidente nacional de Vox, Santiago Abascal, aunque acordamos esperar hasta final de año para informar a los militantes.
-Su anuncio coincide con informaciones que le vinculan al cierre de Llobregat Centro en Cornellá dada su relación con la sociedad mayoritaria, una inmobiliaria que acumula una importante deuda con el centro.
-Soy abogado y representante legal del administrador único de la sociedad mayoritaria de ese centro comercial, que lleva teniendo problemas muchos años. Es mi trabajo, en nuestro despacho nos dedicamos a asesorar a empresas en quiebra y concursos de acreedores complicados desde que lo abrí en 2009, y cuya actividad mantengo porque tengo dedicación parcial. Lo que pasa es que interesa vincular el cierre de este equipamiento a mi persona porque soy diputado de Vox y esto ocurre en Cataluña. Pero asesoro a otras empresas en otros puntos de España.
-No solo ha anunciado que no repetirá como candidato, sino que ha puesto sus cargos a disposición del partido. ¿Piensa renunciar al acta como diputado?
-Lo contrario no sería coherente. No me planteo acabar la legislatura como diputado porque mantener la representación pública hasta el final no es coherente con mi decisión de no concurrir a las elecciones. Cesaré como parlamentario en los próximos días porque no quiero hacer sombra ni restar presencia pública a las personas que van a liderar las próximas candidaturas.
-Dice que en el julio ya había comunicado a Santiago Abascal su decisión. ¿Le intentó convencer de lo contrario?
-Entendió los motivos que le trasladé y me pidió que si cambiaba de opinión se lo trasladara. Tenemos una relación de amistad, no jerárquica, y aunque lamenta mi decisión entiende perfectamente mis planteamientos.
-Le ha propuesto algún nombre para la candidatura autonómica...
-Eso es cosa del comité ejecutivo provincial.
-¿No es cierto que ha propuesto ya candidatos locales?
-No quiero hacer ningún tipo de propuesta porque no quiero tener ningún tipo de influencia.
-Su decisión de dar un paso atrás coincide con el anuncio del candidato del PP, Diego Canga. ¿Cree que puede hacer daño a Vox?
-En absoluto. De hecho, su nombre incluso me habría animado a presentarme. Creo que va a arrastrar votos de socialistas de la vieja guardia y socialdemócratas y, por lo tanto, creo que su elección es una buena estrategia por parte del PP, porque el flanco de la derecha ya lo tiene cubierto con Vox, con quien tendrá que pactar para poder gobernar. Yo siempre apoyaré esa línea.
-¿Cree que hay posibilidades reales de dar la vuelta al marcador y acabar con la hegemonía socialista en Asturias?
-A nivel nacional lo doy por seguro. A nivel de Asturias ya se verá. Dependerá del candidato o candidata que finalmente elija Vox y de cómo resulta finalmente Diego Canga, que tiene un buen perfil, pero queda por ver si es buen político. Creo que va a haber posibilidades, pero todo estará muy ajustado. Ciudadanos va a desaparecer y son cinco diputados en juego, el PSOE va a perder peso en las alas y yo creo que Podemos también va a perder representación. La extrema izquierda y la izquierda más radical van a intentar concentrar su voto en PSOE, pero perderá apoyo a favor de Diego Canga. Y en esa suma del centro derecha y Vox podría darse la situación de que se alcance el Gobierno.
-Durante los últimos meses se han escuchado críticas internas y externas sobre su dedicación parcial. Entienden que para un cargo como el suyo se debe estar al 100%.
-No tienen ni idea. Solo hace falta echar un vistazo a la estadística de intervención de la Junta General para comprobar que soy uno de los parlamentarios que más intervengo, mientras que el diputado 20 del PSOE no ha intervenido más de una hora en casi cuatro años, con dedicación exclusiva. La dedicación parcial es un artificio para retribuir la mitad a quien quiere compaginar su labor política con la laboral. Pero no solo es totalmente posible, sino que lo que sobran en el Parlamento son dedicaciones exclusivas. Se está descartando a gente en política que no puede dedicarse en exclusiva y que serían grandes políticos.
-Toca hacer balance de su paso por la Junta y lo cierto es que la mayoría de sus iniciativas no han salido adelante.
-La mayoría no, ninguna. PSOE, IU y Podemos votaron en contra sistemáticamente de todas nuestras iniciativas e, incluso, también de las que presentaron otros partidos que incluyeron enmiendas nuestras. Se llama sectarismo. Pero aún así hemos ejercido mucha influencia con la presión que hemos hecho en la calle. Hemos conseguido que el PSOE atendiera cuestiones como la devolución de los montes comunales y, de lo que estoy especialmente orgulloso, la presión que hicimos contra la oficialidad.
-¿Cree que Vox fue determinante para que no se llegara a reformar el Estatuto?
-La campaña de Vox contra la oficialidad fue decisiva y tengo que reconocer que disfruté mucho con aquel cartel del beso, que yo mismo diseñé (aparecían Adrián Barbón y Adrián Pumares besándose, emulando el famoso beso de líderes comunistas) y elegí la frase («Los adrianes te quieren meter la llingua»), pero que tuve que encargar a un dibujante de Madrid porque varios dibujantes asturianos se negaron a hacerlo por miedo a represalias.
-Y en clave orgánica, ¿cuál es el balance de su mandato?
-El balance es bueno. El partido está ahora cubriendo el 80% de la población con una amplia red de coordinadores y gente en casi todos los municipios. Hemos mantenido tasas crecientes de afiliados y el partido está bien y fuerte de cara a las elecciones del mes de mayo. Yo tuve un peso importante al principio, porque no había perfiles, pero ahora el partido está más preparado, tiene más gente, y creo que yo soy menos necesario.
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