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CARLA VEGA
OVIEDO.
Lunes, 24 de mayo 2021, 01:32
La Catedral de Oviedo se vistió de gala para celebrar el inicio de Pentecostés y, con él, la ordenación de ocho nuevos miembros para la Archidiócesis ovetense. Con el templo al 70% de su capacidad, ante familiares, amigos y fieles de diferentes parroquias que acudieron ... con entusiasmo al acto, arropados por más de cincuenta miembros de la diócesis y el arzobispo, Jesús Sanz Montes, presidiendo el evento, la institución eclesiástica recibió con los brazos abiertos a dos diáconos, tres seminaristas y tres laicos, listos para dar un paso más en su trayectoria.
Arturo José Matías, de 47 años y natural de Gijón, y Marcos Argüelles Montes, de Pola de Siero, de 29, se ordenaron como nuevos sacerdotes. Ambos vivieron la jornada «con gran entusiasmo, nervios y emoción», tal y como explicó Sergio Martínez, rector del Seminario Metropolitano de Oviedo, que observó lleno de orgullo cómo dos de sus seminaristas lograban aquello para lo que llevaban cinco años preparándose: transformarse en sacerdotes de pleno derecho.
«Se abre un nuevo camino para ellos. En breve conocerán en qué parroquia comenzarán su carrera de cara a septiembre, aunque previamente iniciarán la preparación para su futuro cargo en Covadonga y en otras parroquias donde se necesite su ayuda», explicó Martínez.
También el avilesino David Álvarez, el ovetense Pedro Martínez, y el dominicano Natanael Valdez fueron recibidos en el diaconado transitorio, entrando así en la última fase antes de convertirse en sacerdotes. Durante el próximo año prestarán servicio en la parroquia que se les asigne, asistiendo al párroco principal.
Álvarez explicó, conteniendo las lágrimas, lo que todos sus compañeros sentían. «Es el día más importante de mi vida, llevo muchos años esperándolo. Lo vivo con emoción contenida, porque esto no se merece. Dios hace mucho por nosotros, y estamos deseando poder ser útiles, ser sus manos y ayudar a aquellos que lo necesiten».
José María Laredo, de Gijón, Artemio Grande, de Ávila, y Xicu Firmu Duque, de Oviedo, completaron el grupo. Los tres pasan a formar parte del diaconado permanente. Junto a estos últimos, asistían al evento con emoción sus mujeres e hijos, conscientes del significado que el día de ayer tuvo para ellos. «Son muchos años de preparación para llegar a esto. Mucho trabajo y esfuerzo que nos llena de orgullo y que afronta con muchas ganas», explicó Olga Laredo, hija de Jose María.
El momento cúlmen de la celebración llegó con la intervención del arzobispo Jesús Sanz Montes, quien dedicó la mayor parte de su homilía a los nuevos miembros de la Archidiócesis. «No son funcionarios que amplían la plantilla de los que se dedican al servicio pastoral. Son simplemente unos cristianos que han recibido una llamada como ulterior concreción de su bautismo», afirmó Sanz.
Tras la intervención, de más de veinte minutos de Jesús Sanz Montes, los ocho protagonistas de la tarde vivieron la imposición de manos, arrodillados ante el arzobispo prometiendo, entre otras cosas, celibato, lealtad y respeto a la institución eclesiástica. Tumbados en el suelo -símbolo que se utiliza como signo de servicio y entrega- se encomendaron junto con los allí presentes a diferentes Santos, y vivieron con emoción la imposición de las vestiduras litúrgicas propias, finalizando así una jornada que siempre tendrá un hueco en su memoria.
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