Estalla el conflicto en ALSA. El primer día de huelga indefinida convocada por la Corriente Sindical de Izquierdas (CSI) ha comenzado este lunes con la empresa por un lado informando de más vehículos vandalizados, el ataque a dos autobuses escolares con niños dentro ... y que hacía ruta al instituto de Pravia, y un seguimiento que cifra en 45 de los 750 empleados llamados a la protesta. Por el otro lado la central está desmarcándose de los ataques y llama a la calma mientras los piquetes informativos tratan de que solo circulen los servicios mínimos dictados por el Principado y, que son del 25% de la cartelera. En medio del pulso, centenares de usuarios que se están agolpando en las estaciones a la espera de que salga el siguiente bus.
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La CSI convocó la protesta para «reclamar que reabran las taquillas y repongan los servicios de antes de la pandemia», según justificaba su delegado, Juan Corte. «Se está aprovechando la pandemia para reajustar líneas que eran poco rentables, de forma que entre Gijón y Avilés había línea con paradas desde las 6.30 a las 21 y ahora el último es las 15», indica. La empresa rechazó el paro, aduciendo que el sector del transporte público está sufriendo una severa caída de usuarios por el recelo a compartir vehículo con personas no convivientes, ya estaba haciendo un esfuerzo para preservar el empleo y que este no era por tanto el motivo para plantear esa demanda.
Esta mañana ALSA denunció el ataque a siete autobuses, «todos circulando y la mayoría con personas a bordo». Es una dinámica que empezó en los últimos días, de forma que con ese lanzamiento de objetos y destrozo de lunas eran a primera hora de la mañana 26 los vehículos dañados. La empresa viene reclamando el amparo del Principado y las fuerzas y cuerpos de seguridad para evitar que ocurra una desgracia.
Desde CSI hacen un «llamamiento a la calma» y se desmarcan «totalmente de esas acciones» detrás de las que, aseguran, «no sabemos quién están, pero es que los ánimos están muy calientes». Juan Corte asegura que de noche la empresa mandó mensajes a trabajadores para que hoy se pusieran al volante «como en una jornada normal, como si los servicios mínimos no fueran con ellos». Tras las discusiones y tensión, indica que a media mañana sí estaban circulando el 25% de las frecuencias programadas. «Entre Gijón y Oviedo por ejemplo suele haber seis coches normalmente y ahora hay uno cada 45 minutos y luego durante el día habrá tramos en los que haya que esperar dos horas, las colas son tremendas y el cabreo de la gente es mucho«, reconoce.
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