El HUCA trabaja en «un plan de ataque» frente a las demoras en Cirugía Torácica

Cirugía Torácica, en concreto, ya no tiene a su disposición tres quirófanos, sino dos, lo que ha repercutido en la lista de espera de un servicio con pacientes de máxima prioridad. Esta merma se produce como consecuencia de la reorganización que ha llevado a cabo la dirección del hospital ante la falta de efectivos, muy especialmente anestesistas y enfermeras quirúrgicas. Dicha reorganización «afecta a varios servicios» y, según los damnificados, «está resultando errónea», tal como algunos facultativos «ya advertimos en su momento a la nueva gerente».

El caso de un paciente al que han informado de que tiene dos meses y medio de espera poder operarse de su cáncer de pulmón –publicado esta semana por EL COMERCIO– ha hecho público un problema con el que los profesionales sanitarios «llevamos peleando meses». Detrás de ese caso, han llegado otros muchos testimonios relacionados con este asunto, que los propios médicos consideran «una barbaridad». Todos ellos en la misma línea.

El «plan de ataque» previsto para este mes de agosto en Cirugía Torácica es, según fuentes consultadas por este periódico, «un plan extenuante», en el que los profesionales que forman parte de este servicio deberán prolongar su jornada laboral y «doblar el rendimiento», como ya tuvieron que hacer en otras ocasiones para que el tiempo de espera no se disparase. Hace un año, se tardaban 11 días de media para operar a un paciente. A 30 de junio de este año, esa media se situaba en 42 días.

Este tipo de situaciones contrasta con los datos que periódicamente aporta el Servicio de Salud sobre sus listas de espera. Los correspondientes al mes de junio reflejan que la actividad quirúrgica del HUCA aumentó un 6,3% durante este primer semestre de 2024, consiguiendo reducir casi a la mitad el número de personas esperan para operarse más de 180 días. «Eso es porque se operan muchos juanetes, prótesis y cataratas, cuando este hospital debería centrarse en los casos más graves y complejos», objetan algunos facultativos del buque insignia de la sanidad pública asturiana.

Justo cuando surge la polémica por la falta de personal de quirófano, la vicepresidenta Gimena Llamedo –ayer en funciones de presidenta– y el gerente del Sespa, Aquilino Alonso, visitaron el hospital de Jarrio para anunciar la incorporación de un nuevo anestesista. El centro de referencia del área sanitaria I, que abarca los concejos del noroccidente, completará así su Servicio de Anestesia y Reanimación y «mejorará su capacidad quirúrgica».