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C. GONZÁLEZ
GIJÓN.
Viernes, 10 de diciembre 2021, 04:27
El Gobierno pretende cerrar cada vez más el cerco a los fumadores. El Ministerio de Sanidad estudia un plan contra el tabaquismo para 2023 que, entre otras cosas, extendería la prohibición de fumar a terrazas, playas y coches.
Una acción coercitiva que en Asturias ... no ha pillado por sorpresa. El pasado mes de septiembre, el Principado prorrogó la prohibición de fumar en terrazas impuesta a causa de la covid. Una medida que puso en jaque a los hosteleros asturianos, que entonces protestaron contra la «criminalización» de su actividad.
Ya han pasado varios meses desde que la norma entrase en vigor y, por este motivo, la disposición ministerial no ha pillado desprevenido al sector. Para los hosteleros, la prohibición de fumar en terrazas supone un «perjuicio menor», según afirman desde la patronal del sector, Otea. No obstante, muchos de ellos siguen sin comprender la diferencia entre «fumar sentado en una mesa y tener que alejarse a un banco para poder hacerlo».
Desde el punto de vista sanitario, no hay lugar para el debate. La Sociedad Asturiana de Patología Aparato Respiratoria (Asturpar) respalda la norma ministerial. «Ya era hora de que nos escuchasen», celebra Ramón de Loma, presidente de la asociación.
Y es que el plan del Ejecutivo daría respuesta a varias de sus reivindicaciones históricas. Entre ellas, el aumento de los espacios libres de humo y la regulación tanto de los precios del tabaco como del uso de los cigarrillos electrónicos. «Se ha demostrado que vapear tiene tantos riesgos como el propio tabaco y es inadmisible que se venda a los jóvenes como una alternativa saludable», advierte. Este experto neumólogo recuerda que cada día mueren en España entre 300 y 400 personas por enfermedades vinculadas al tabaquismo y confía en que la nueva legislación contemple la financiación pública del tratamiento farmacológico que requiere el tabaquismo, así como asistencia para el fumador.
De Loma también aplaude que la prohibición de fumar se extienda al interior de los automóviles. «Más allá del riesgo que supone para la seguridad vial servirá para proteger a niños y adolescentes de convertirse en fumadores pasivos», añade. Cada vez hay más conciencia social del impacto del tabaquismo, pero «todavía queda mucho camino por andar», concluye.
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