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ROSANA SUÁREZ
VEGADEO.
Lunes, 16 de noviembre 2020, 00:03
Los productores de faba del occidente reclaman al Gobierno regional una normativa para hacer frente a la competencia desleal, es decir, la alubia importada que se vende a granel en los supermercados y cuya procedencia no está especificada, con orígenes inciertos como Bolivia ... o Argentina. «Aprovechan el desconocimiento del consumidor ofreciendo alubias de importación, no colocan cartelitos sobre el producto indicando su procedencia y el cliente piensa que está comprando faba asturiana», critica René de la Uz, productor de la localidad valdesana de Cadavedo.
«Si el Principado obligase a los restaurantes a especificar en las cartas con qué hacen la fabada y los controlasen un poco con alguna inspección, nos arreglaban el problema. El consumidor va a comer fabada con faba asturiana aunque sea más caro el plato», añade Pablo Álvarez, quien produce una media anual de 3.700 kilos en Yerbo (Tineo). El único aval que tiene el consumidor a la hora de adquirir auténtica faba asturiana es comprarla envasada y contraetiquetada por el Consejo Regulador de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Faba Asturiana. Insisten, por tanto, en la importancia de dejar bien claro «qué es lo que viene del exterior y qué es lo que tiene certificación».
«La gente se fija cada vez más en la procedencia de los productos de la huerta, pero todavía queda mucho trabajo por delante para que la gente se conciencie y compre los productos de aquí», reconocen Ramiro García y Rocío Álvarez, productores de Vegadecima (Navia). Conscientes de que no pueden hacer nada contra la importación al ser este un mercado libre, los productores aclaran que la alubia importada no está sometida a los mismos controles fitosanitarios que les exigen a ellos. «Es complicado competir con la faba de fuera con precios más bajos», admite Juan José Menéndez, que tiene plantaciones en Piantón (Vegadeo) y en Luarca (Valdés), en su mayoría para producir semillas estándar que después vende. En su opinión, tiene que haber más unión en el sector; también más compromiso para combatir esta competencia desleal. «Dentro del sector de la faba asturiana hay una desunión muy fuerte porque dentro de la misma IGP hay dos modelos de producción», explica. Recalca, además, la importancia de que exista un censo regional que recoja cuántas hectáreas de terreno están dedicadas a la producción de faba en Asturias, algo que ya vienen reclamando desde que él era presidente de la IGP Faba Asturiana. Consideran que sería una herramienta «interesante» para poder conocer la situación en profundidad.
«Los grandes productores y los que no están dados de alta hacen que los precios sigan igual que hace veinte años», declara René de la Uz. En el occidente admiten que no es fácil vivir de ello, «nadie se va a hacer rico produciendo fabes». Para muchos de ellos es un complemento a otras actividades, como puede ser la ganadería o el cultivo de hortalizas.
La faba con certificación se comercializa mucho en restauración y creen que el cierre de la hostelería se va a notar. «Es un aliado muy importante, tanto para la faba como para otros productos de la huerta». No obstante, se muestran optimistas y prevén dar salida a toda la producción, en los mercados locales y comercio minorista también se comercializa mucha faba. La gran mayoría coinciden en que ha sido una buena cosecha la de este año, a pesar de las lluvias caídas en el mes de junio. «Es un año bueno, no excelente como hace dos. La calidad es buena, el grano tiene más integridad», explica Pablo Álvarez.
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