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El Urogallo Cantábrico, cada vez más lejos de su conservación

El Urogallo Cantábrico, cada vez más lejos de su conservación

Los días pasan y esta especie de ave galliforme está al borde de su extinción con poco más de 250 ejemplares

Claudia Rojas

Gijón

Miércoles, 28 de abril 2021, 18:43

El urugallo, esa especie afamada por sus cánticos en épocas de apareamiento, se está viendo cada vez más reducido. En el año 2018 se censaron unos 292 ejemplares del denominado Urogallo Cantábrico. El 80% de los ejemplares se localizan en las comarcas leonesas de Alto Sil y Omañana, el 20% restante en el suroccidente asturiano, según datos del Ministerio de Transición Ecológica y el reto demográfico (MITECO).

Las investigaciones no esclarecen cuál es el verdadero problema de que la especie esté gravemente al filo de la extinción. Así lo comenta Luis Robles, responsable de la sede de la cornisa cantábrica en la Asociación para la conservación del Urogallo, que explica que desde la Administración General no cuentan con las ONGs ni con las universidades para la conservación de este animal, un fin común «por el que luchamos todos». «Las medidas que llevan a cabo, según reflejan los datos, no son efectivas, pero tampoco digo que sean malas», argumenta Robles, que explica que lo que quieren es que los dejen ayudar más, «podemos trabajar al unísono».

Una de las iniciativas que se llevan a cabo desde la Administración y que «son aceptadas y apoyadas por las demás entidades como una de las actuaciones importantes para la conservación», es el marcaje y seguimiento con emisor de las hembras. «El seguimiento de la señal nos permite conocer los datos sobre la vida de las hembras que no es posible conocer de otra forma. El conocimiento es la base de la gestión», asegura Robles.

«La estrategia para la conservación del urogallo cantábrico se formó por el Ministerio de Transición Ecológica y el Reto Demográfico en el año 2004 y lleva desde el 2010 sin revisarse», comenta Robles, que recuerda que «harían falta nuevas líneas de investigación».

El responsable argumenta que «deberíamos aunar esfuerzos entre todos», y que no ve imposible poder conservar este tipo de animal, ya que «otras especies se han recuperado con menos ejemplares».

La época de apareamiento es entre abril y mayo, «sucede por las noches y es una maravilla oír ese cántico tan afamado», expone. En junio hacen la puesta de huevos y en agosto se procede a los conteos de los pollos, «pero aquí llega el problema, ya que no hay reclutamiento de nuevos ejemplares y los adultos van muriendo». «Se ha comprobado que las hembras son fértiles, por lo que uno de los motivos es la depredación de los pollitos por parte de otros animales», una cadena alimentaria que Robles considera «lógica», pero que se debería de controlar. «El urogallo es una especie presa. Si un zorro come una hembra se convierte en un drama, aunque sea un fenómeno natural».

Las especies de los Pirineos y del resto de Europa «están en la misma situación, aunque no es tan extrema como con el Urogallo Cantábrico», expone el de la Asociación. Enumera que los problemas de la conservación son varios, tales como: los parques eólicos; las batidas de jabalíes; la competencia de animales en el sotobosque de arándanos, que les quita alimento y protección; o el exceso de pistas forestales.

Desde la Asociación, creada en 2008 y formada, en la actualidad, por 40 personas, «buscamos juntar iniciativas, intercambiar opiniones y experiencias, y la promoción de modelos de desarrollo sostenible y la educación ambiental. No captar socios». Aunque los datos no dibujen un buen escenario a corto plazo, «no perdemos la esperanza, ya que muchas otras especies se han llegado a conservar con muchos menos ejemplares», sentencia Luis Robles.

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