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Lucía Velasco es una de esas mujeres que se lió la manta a la cabeza y apostó por la ganadería Alex Piña
mujeres que apostaron por la vida rural

Mujeres que apostaron por la vida rural

Cuatro historias de mujeres valientes que decidieron que su futuro estaba en los trabajos de los abuelos ·

Vanesa, Almudena, Lucía y María tienen historias personales de esas que se encuentran pocas veces y que demuestran que otro mundo, no sólo es deseable sino que es más que posible con mujeres como ellas

Pilar Fonseca

Martes, 11 de enero 2022, 03:04

No hay historia pequeña o grande, sólo hay buenas o malas historias, historias de vida, de reinventarse, de encontrarse a una misma. Cuatro vidas de mujeres que eligieron caminos parecidos sin conocerse entre ellas y esos caminos las llevaron a reubicarse en el pasado pero mirando hacia el futuro.

Historias de vida de unas mujeres que pensaron que lo que les pedía el cuerpo estaba en el monte, en la montaña, en el campo, en plena naturaleza.

El futuro para Vanesa, Almudena, Lucía y María estaba en el pasado, en las labores de los pueblos, en las zonas más deshabitadas de nuestro país, en los trabajos de nuestros abuelos y han demostrado todas ellas que razón les sobraba.

Igual que nos gusta descubrir cómo hay historias de vida y superación que miran hacia el futuro desde perspectivas que aún desconocemos, a través de las lentes de los microscopios o implementando la Inteligencia Artificial en distintos procesos industriales, empresariales o tecnológicos, nos encanta descubrir estas historias que regresan a la raíz para reinventarse y demostrar que el futuro puede estar esperando en cualquier parte.

La vida en el campo

Un pueblo pequeño y más concretamente en una borda es donde vive Vanesa. Una borda rodeada de cuatro hectáreas en las que vive junto a su ganado. Una borda es como se conoce en la zona del Pirineo a una casa aislada, una construcción rural, normalmente de dos plantas, en la que se resguardaba al ganado y los aperos agrícolas. En una construcción así es donde vive Vanesa Freixa, rodeada de naturaleza.

Vanesa ha dirigido la Escuela de Pastores durante nueve años. Ahora llena sus días escribiendo textos, rodando documentales y aprendiendo a priorizar los problemas inmediatos de los animales y su entorno. Ella ve posible cambiar la forma en la que se desarrolla las granjas ganaderas, apuesta por los proyectos pequeños y sostenibles, como los que se llevan a cabo en plena frontera montañesa con Francia que son viables económicamente y crean tejido social, económico y cultural en la zona.

Mujeres con ovejas en una granja de Camtabria Roberto Ruiz

Una de esas granjas ganaderas está en un pequeño pueblo de Zamora, es la de Almudena Rodríguez que vive allí desde hace unos años y llegó a la que ahora es su casa de una forma casi accidental.

Almudena vive junto a sus 400 cabezas de ganado ovino y desde aquel día en que sus amigas fueron a echarle una mano porque estaba casi desbordada y le comentaron que habría personas que pagarían por hacer lo que hace ella cada día, Almudena ha reinventado su granja y ahora además, ofrece fines de semana de turismo rural inmersivo con pastoreo de ovejas incluido.

La desconexión, el trabajo físico, la sensación de estar de verdad en plena naturaleza, la posibilidad de disfrutar de los parajes de la zona y conocer de primera mano las formas, los tiempos y los modos de los trabajos agrícolas más antiguos de nuestro país, es una de esas experiencias que cada vez más gente quiere conocer en primera persona.

Una jornada laboral con la ganadera participando en sus actividades de pastoreo y aprendiendo sobre la ganadería extensiva, la sostenibilidad, la comarca, el paisaje de la zona y los usos y trabajos más tradicionales.

Dos buenos ejemplos en Asturias

Lucía dejó el ejército para dirigir una explotación de vacuno en Asturias, una decisión que la llevó a ganar el Premio a la Excelencia a la Innovación para Mujeres Rurales del Ministerio de Agricultura en el año 2018.

Una ganadería familiar y una decisión personal cambiaron la vida de Lucía Velasco y pasó de hacer maniobras militares a mantener viva la tradición ganadera de la trashumancia y a presidir la Federación Española de Ganaderas.

Lucía tiene claro que hay que darle visibilidad al mundo rural, a la ganadería extensiva, a las pequeñas explotaciones familiares sostenibles pero también hay que invertir en innovación y formación para que el campo no se quede más vacío de lo que ya está.

El relevo generacional sin embargo existe y tiene nombre de mujer. Uno de sus ejemplos es María, que con 19 años se ha convertido en la ganadera más joven de Asturias.

María González ejerce de ganadera en la que fue la ganadería de su abuelo, ahora tiene 24 reses y un rebaño de 11 cabras y tiene tiempo para formarse en «Técnico en ganadería y asistente animal sanitario» porque el oficio lo puede llevar en la sangre, haberlo conocido desde que era sólo una niña pero los conocimientos para crecer, para innovar y para desarrollar este oficio hay que adquirirlos y reciclarlos, día a día.

Ejemplos de mujeres que demuestran que el futuro sigue esperando en los usos y costumbres de nuestros abuelos y no esto no está reñido ni con la tecnología ni con la modernidad.

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